Los vecinos de la calle Clara Campoamor, entre la zona de Porfirio Pascual y el grupo de viviendas del colegio Casablanca, se han visto sorprendidos esta semana por un "cráter" en plena vía que en realidad comenzó siendo un pequeño hundimiento el martes y que ayer miércoles pasó a ser un socavón que finalmente acabó relleno de cemento y sellado ante la expectación vecinal generada en las últimas horas.

Propietarios y clientes de bares y tiendas de la zona apuntaban que el martes por la mañana ya se avistaba cómo una parte del firme, del tamaño de una tapa de alcantarilla, había cedido ante el paso continuado de los vehículos.

Esto, según siempre los vecinos, trajo consigo una primera actuación de la brigada municipal, cuyo trabajo pasó por reasfaltar este punto con el fin de evitar males mayores.

No obstante, la historia no quedaría ahí, ya que, según aseguraba otro vecino, sobre la medianoche del martes al miércoles ya estaba señalizado el lugar con el fin de advertir a los conductores de que debían extremar las precauciones al transitar por este vial.

En una tienda próxima, su propietaria manifestaba que ayer, a las 6.30 horas de la mañana, cuando acudió a regentar su establecimiento, los operarios ya habían vallado el lugar y establecido un perímetro adecuado para que los técnicos de aguas y municipales pudieran estudiar la zona y trabajar, puesto que durante la madrugada el hundimiento que el día anterior había sido reasfaltado, se había transformado en un agujero, posiblemente debido al paso de algún vehículo pesado como un camión de la basura o similar.

Así las cosas, el tráfico de la calle Clara Campoamor, en sentido ascendente tuvo que ser desviado todo el día de ayer por la calle Patricio Ruiz Gómez, mientras que desde primera hora, de nuevo, los operarios actuaban en la zona. Lo que era un hundimiento de unos 60 centímetros de circunferencia se transformó luego, por la actuación de la excavadora, en un llamativo boquete de unos dos metros de ancho y cuatro de profundidad.

El concejal de Seguridad, Emilio Martínez, señalaba ayer que el agujero fue saneado y rellenado con hormigón y escollera, y que tras su asfaltado la vía volvería a abrirse al tráfico.

Por su parte, los vecinos, que ayer estuvieron entretenidos con esta curiosa obra en su barrio, atribuían el hundimiento a que en su día no se compactó correctamente el suelo y a que tras las lluvias del invierno se ha removido el subsuelo en este barrio. Otros señalaban que además del hundimiento debajo había una antigua cueva. Técnicos municipales señalaron ayer que en ningún caso los edificios próximos corrían peligro.