Con el mismo humor de siempre e impulso renovado, "Una noche con Gabino" regresó a Elche el pasado jueves, en el marco del Festival d'Estiu, para demostrar que la risa y la reflexión siguen siendo el mejor antídoto para los fracasos, y el teatro, una experiencia única e irrepetible.

Casi tres décadas después de su irrupción en la gran pantalla con "Las bicicletas son para el verano", pocos espectadores se pueden permitir olvidar la particular sonrisa y la mirada de Gabino Diego. Por culpa de esta popularidad, su renovada afición por recorrer los pueblos de España no le deja tiempo para respirar entre espectáculo, saludo y entrevista. Sin embargo, a pesar de esa actividad que le impide dejar de caminar cuando habla por teléfono, es uno de los pocos artistas que se decide a conversar a la primera y que, aunque su voz transmite cierto cansancio, es capaz de mantener el buen humor. Precisamente, esta humildad y esta capacidad para expresarse, unido a su ingenio, fueron las protagonistas de su actuación en la Rotonda del Parque Municipal, donde interpretó a los casi 50 personajes de "Una noche con Gabino".

Ocho años después, ha regresado para volver a presentar este sólo. ¿Qué ha cambiado y qué permanece?

Durante este tiempo, que el protagonista y su intérprete han empleado para reflexionar, han cambiado muchas cosas puntuales e, incluso, algunos personajes que se reflejan han fallecido. No obstante, Gabino sigue buscando el hilo conductor de su vida, continúa reflexionando sobre los mismos temas y riéndose de sí mismo.

En su anterior gira, "Una noche con Gabino" atrajo a más de medio millón de espectadores. ¿Este éxito se debe a que la gente se siente identificado con su personaje?

Probablemente. El único personaje de esta obra es una persona sencilla, que se ha creado las mismas ilusiones y ha sufrido los mismos desengaños que mucha gente. Pero, además, es capaz de llegar al espectador por la alusión a figuras tan entrañables como esa abuela que tanto entiende a su nieto y por la presencia continua del sentido del humor.

En este periodo de tiempo, además de pensar, ha participado en otras obras como "39 escalones". ¿Por qué ha decidido recuperar este espectáculo?

Principalmente, he vuelto porque tenía mono y porque mucha gente me había pedido, a lo largo de estos años, que volviese a encarnar este papel. Algunos no se acordaban y otros se habían quedado con las ganas de ver este espectáculo.

En cualquier caso, demuestra que cada vez se inclina más hacia el escenario.

Es cierto que, desde hace tiempo, me he centrado más en el teatro. Siempre me ha interesado mucho, porque te permite viajar por toda España y estar más cerca de la gente, pero las prisas me habían impedido dedicarle el tiempo necesario.

Ahora que ha probado ambas artes, ¿cuáles son las principales diferencias entre el escenario y la pantalla de cine?

Lo que distingue al teatro del séptimo arte es, fundamentalmente, su carácter irrepetible. Esta singularidad indica que, aunque muchos dudaron de él cuando se popularizó el vídeo, siempre sobrevivirá porque es único y, entre otras cosas, porque no se puede piratear.

A pesar de las dificultades que a traviesa a causa de este tipo de delitos, no descarta regresar a la gran pantalla.

En absoluto. Últimamente he tenido poco tiempo para pensarlo y, en estos momentos, estoy centrado en la gira de esta obra. No obstante, cuando regrese a Madrid, donde estaré actuando ocho semanas comenzaré a planificar mi futuro y, a partir de entonces, me plantearé el inicio de nuevos proyectos.