En la era de las pantallas planas, los espacios climatizados y las emociones digitales, los motores de combustión han ocupado la calle. En este escenario, el humo y el ruido han desplazado a la risa de los niños que convirtieron este espacio urbano en el tablero de miles de juegos y pequeñas travesuras.

Con el objetivo de invertir esta tendencia, al menos por un día, el Rincón de las Culturas de Elche Acoge organizó ayer "La calle de los niños", en la que juegos tradicionales como la carrera de sacos, el salto a la comba o el pañuelo precedieron a la aventura de "la búsqueda del tesoro". Pero, además, enmarcado en un barrio marcado por el mestizaje como Carrús, los más de 50 pequeños que participaron en esta iniciativa, transformaron esta travesía en un auténtico crisol de culturas de una decena de nacionalidades.

Marcos Nauhardt, coordinador de este centro e impulsor de esta idea que se incluye en la escuela de verano de este año, destaca la implicación de los vecinos en estos actos, que "promueven la convivencia y las relaciones entre los niños". Y una de sus compañeras, Svietw Golovashchenko, valora positivamente la oportunidad de "salir del despacho para enganchar más a la gente".

Algunas de las madres, como Mihaela Bobocescu o Carmen Romero, disfrutaban mientras veían correr a sus hijos y se mostraban encantadas de "sacarlos de casa". Y la pequeña Claudia, de 10 años, cuenta que lo que más le gusta es conocer nuevos amigos".

Como ella, estos niños tienen la oportunidad de disfrutar, cada viernes, de distintas actividades al aire libre en lugares como el Jardín Primero de Mayo y, el 30 de julio, podrán aprender a protegerse del fuego de la mano de los bomberos y de la Cruz Roja. Y, por último, el 20 de agosto, la repetición de las actividades de ayer volverá a constatar que la pluralidad toma la calle de los niños.