Eran las 11.30 horas de aquella fatídica mañana de viernes. Ginés Belda Lozano había acudido a la sucursal número 3 del Banco de Alicante, ubicada en la avenida de Novelda, con la intención de ingresar el dinero que había cobrado en los días previos. Mientras permanecía en el interior de la oficina bancaria, entraron a la misma tres atracadores armados con otros tantos revólveres, con los que encañonaron a los empleados para apoderarse de las 60.000 pesetas que había en la caja. Corría el año 84 y parece que el clima de inseguridad era casi una constante. De hecho, aquella sucursal había sido previamente objeto de otros tres atracos.

La mala suerte quiso que, cuando los asaltantes abandonaban la entidad, les saliera al paso un policía de paisano que también se encontraba en la oficina gestionando asuntos particulares y que esgrimió su arma reglamentaria con la intención de retenerlos. En el momento en el que se identificó como agente de la autoridad se inició un tiroteo entre los asaltantes y el policía y en el que, según las pruebas policiales, se dispararon doce balas. Uno de los proyectiles alcanzó a Ginés, un hombre de 65 años que era cliente habitual del banco y que, según recogieron las crónicas periodísticas de la época, trabajaba en los supermercados Barat. Otra de las balas que se dispararon en aquel terrorífico fuego cruzado hirió en la pierna a Antonio García Pérez, quien también se encontraba en el interior del banco a aquella hora puesto que había acudido con la intención de retirar un talón.

Los hechos ocurrieron el 3 de febrero de 1984 y una de las incógnitas que tuvo en vilo a la Policía, a la Corporación municipal y a toda la ciudad fue el origen de la bala. Los resultados del informe de balística, pese a lo enorme de la desgracia, supusieron un cierto alivio al confirmar que no había sido ninguna de las balas del policía de paisano la que había impactado en el cuerpo de aquella víctima que dejaba esposa y dos hijos. La autopsia confirmaba que la bala que había causado la muerte instantánea a Ginés Belda era del calibre 38, mientras que los cuatro disparos que había efectuado el policía municipal eran de una pistola de nueve milímetros corto.

Según declaró el director de la sucursal del banco a los medios de comunicación al día siguiente de los luctuosos acontecimientos, el policía local estaba hablando con el responsable bancario cuando entraron los asaltantes y que, por alguna causa, se encendió la alarma, tal y como atestiguaba un piloto rojo que había en la mesa del jefe de la sucursal. Parece que fue el propio director de la oficina quien le pidió al agente que interviniera para intimidar a los atracadores hasta que llegase la Policía.

Tras el tiroteo, los atracadores huyeron en un Renault 14 que había sido denunciado por robo días antes en Murcia y que aquella misma jornada fue localizado junto a la entonces plaza de toros portátil del Sector V.

El multitudinario sepelio por el alma de Ginés Belda se celebró al día siguiente en la parroquia del Carmen, con una imponente manifestación de duelo por parte de las personas que abarrotaron el tempo y de las que tuvieron que permanecer en la calle.

A pesar de que el mismo día del atraco se detuvo en la ciudad a varias personas en relación con los hechos, no sería hasta finales de noviembre cuando los asaltantes fueron detenidos en una amplia operación policial desarrollada por varias comisarías de la Comunidad Valenciana y de Barcelona y que permitió desarticular una banda internacional dedicada a atracos en la zona del Levante. Concretamente, dos de los atracadores de la oficina ilicitana (entre ellos el jefe del grupo y responsable de la muerte de Ginés Belda) fueron detenidos en Cullera, mientras que el tercero fue localizado en Castelldefels. Al parecer, y aunque la Policía incautó a los once integrantes de la banda numeroso armamento, las armas que utilizaron en el Banco de Alicante de Elche habían sido destruidas.

Aquella fue una época especialmente convulsa en cuanto a inseguridad ciudadana. Durante 1984 se contabilizaron 24 atracos a entidades bancarias ilicitanas.