Las llamas y el agua ponen el broche de oro a las fiestas de San Juan en el barrio de El Raval con la tradicional cremà del monumento fogueril. Con puntualidad, la traca era lanzada desde la iglesia del barrio en la medianoche del jueves y la hoguera, que este año se dedicaba a la crisis, ardía ante la expectación de un público entusiasmado. El calor provocado por las llamas que iban consumiendo la totalidad del monumento poco a poco se fue reemplazando por el frescor de los chorros del agua que apagaban el fuego y que empapaban a todos los asistentes de las primeras filas. Pese a la multitud de asistentes, la noche aconteció con normalidad, sin registrarse ningún incidente.