Algunos cuadros apoyados sobre la pared, otros dando la espalda a la realidad, y un continuo ir y venir entre percepciones y ajustes, caracterizaron ayer el trabajo de Joan Castejón mientras "vestía" la Lonja Medieval con su universo personal en torno a Miguel Hernández. Mañana por la tarde, los dibujos, el blanco y negro (también algo de color) y una pequeña escultura hablarán por sí solos de lo que significó, y sigue significando, la obra y la vida del poeta para este artista plástico nacido entre palmeras, pero que desde hace más de 30 años reside y crea en Dénia.

Castejón regresa a Elche con su "poesía dibujada" y lo hace dentro del programa de actos organizado por el Ayuntamiento con motivo del centenario del nacimiento del escritor de Orihuela. De hecho, en la inaguración de mañana está previsto que asistan el alcalde ilicitano, Alejandro Soler, y la nuera del poeta, Lucía Izquierdo.

Por unos instantes deja de nuevo en soledad lo que está haciendo, le gusta contar cada historia y cada aventura vividas con cada una de las piezas. Se enamora de nuevo de ellas y reconoce que, seguramente, estamos ante "el Castejón más sensibile , más sensitivo, y todo ello por lo que es capáz de decir la poesía de Miguel Hernández". Habla del tríptico que forman las tres heridas, se deja llevar por la libertad de los mundos paralelos, y por la lucha y la emoción que ha compartido mientras profundizaba en la obra hernandiana. Los mitos, los toros, las luces, los colores republicanos, la grandeza, el detalle, las líneas y las formas... y una pequeña escultura de bronce, "con un pie giratorio para que se pueda ver toda su dimensión, y rescatar al hombre de la sombra para que vuelva a la luz", explica.