Más de un centenar de alumnos de Elche y comarca con distintas discapacidades psíquicas se reunieron ayer por la mañana en el colegio de educación especial Tamarit para avanzar en su convivencia e integración. Su formación no sólo depende de lo que se aprenda en el aula, sino también de actitudes, comportamientos y valores que se tienen que poner en práctica en la calle.

Estos chicos y chicas fueron los protagonistas de una jornada en el que el baile, la música, los juegos cooperativos y las competiciones deportivas hicieron que disfrutaran con sus amigos, pero también con compañeros desconocidos de otros centros que presentan carencias intelectuales similares.

Desde el colegio Tamarit se explica que las repercusiones que tienen este tipo de iniciativas entre el alumnado con limitaciones mentales es absolutamente positivo, de ahí que se intenten repetir al menos dos veces año: una en este colegio, y otra, a modo de campeonato de baloncesto, en el IES Sixto Marco de Elche.

José Carpena, director de este colegio, manifestaba estar convencido de los parabienes de estas actividades al tiempo que los juegos escolares y las pruebas deportivas se desarrollaban en un ambiente de plena ilusión y diversión en el patio del "Tamarit".

Las sonrisas y la simpatía de estos jóvenes, en su mayoría de entre 13 y 25 años, lo decían todo, mientras el recinto del colegio era un hervidero de actividad y emociones y en el que se implicaban también sus profesores.

Los organizadores de esta jornada resaltaban también cómo, además de la propia participación de los alumnos, otros estudiantes de ESO, en este caso del Instituto Sixto Marco, dedicaban parte de su tiempo a colaborar y animar durante el acto de forma desinteresada, a pesar de que algunos de ellos tenían que realizar un examen esa misma mañana al que no podían faltar.

Entre esos estudiantes que quisieron implicarse en una jornada tan especial como la de ayer estaban por ejemplo Paola, que desde hace tres años ejerce de presentadora de esta jornada en el "Tamarit"; o Paula y Alma, que cantaron una canción a los presentes; y también Marina y Edgar, ella con 7 años de experiencia en baile lírico, y él con casi dos años de pasión por el funky, quienes representaron una coreografía para que los distintos grupos de alumnos la repitieran paso a paso.

Mientras en una sección del patio un grupo de alumnos bailaba al son de la música, en la otra esquina otros participaban en distintos juegos psicomotrices. Paralelamente, en las pistas deportivas, los equipos formados por alumnos con discapacidad de los centros Tamarit, Virgen de la Luz y los IES Sixto Marco y Joanot Martorell, buscaban plaza en la final de fútbol.

"Esto les sirve a los chavales de jornada de integración, para que conozcan a alumnos de otros centros, pero también contribuye a que desarrollen su capacidad de colaboración y amistad", señala Carpena.

Horchata, fartones y refrescos tampoco faltaron en una jornada festiva, deportiva, lúdica, pero sobre todo integradora.