Ayer, al asistir como invitado especial al almuerzo semanal del Rotary Club de Elche, Hurtado Mendoza se pronunció, y lo hizo con el buen humor que le caracteriza, pero también con cierta nostalgia al recordar su trayectoria en Santa María y su labor junto a los más necesitados. El que ha sido arcipreste del templo ilicitano desde 1969 se despide para volver al pueblo donde nació hace ochenta años, a Aspe.

Confiesa que en toda su carrera al frente de la Iglesia no ha hecho más que comprometerse y ayudar a todo aquel que se lo ha pedido, siempre que ha podido. Ahora, aunque se retirará a descansar, admite que seguirá implicándose en todo lo que surja.

Después de cuatro décadas como arcipreste de Santa María y ahora que ha anunciado su despedida, ¿con qué se queda de sus 41 años de trayectoria?

Lo que más he valorado en el orden espiritual es el amor a la Virgen, es decir a la parroquia, el santuario y el Misteri. En el orden humano, la calidad de la gente, el mundo obrero, los gitanos, que he hecho todo lo que he podido por ellos, los mendigos que son mis grandes amigos, mi labor con los enfermos y con los niños.

Tras la decisión de dejar su mandato y lo que ha sido buena parte de su vida, ¿ qué sentimientos tiene?

Es muy difícil de describir, después de 41 años y tres meses. Creo que me daré cuenta de todo después de marcharme, ahora como aún estoy en casa, no puedo imaginármelo. Pero, quizás, cuando pase un mes o unas semanas y esté en mi pueblo sentiré que mi vida no es esa, sentiré que mi vida ha sido salir a trabajar a las 10 de la mañana y volver de noche, me acordaré de que el teléfono no dejaba de sonar mientras estaba en mi casa. Después de un reposo, aunque seguiré comprometiéndome en lo que me salga, me daré verdaderamente cuenta de lo que dejo atrás.

Ha elegido el mes de agosto, después de las Salves en honor a la Patrona de Elche para despedirse, ¿ por qué esa fecha y no otra?

Al principio pensé en marcharme antes, después recapacité, porque no podría dejar a mi sucesor con el Misteri y con las Salves sin conocer todo lo que ello conlleva. Y, por ello, en honor a la comunidad y a José Luis Úbeda pensé en quedarme hasta el final. Y así, mi sucesor puede tener la oportunidad de presenciar estos acontecimientos que le servirán mucho para cuando él tenga que participar directamente en los meses de octubre y noviembre.

¿Cómo le gustaría que se recordase su paso por Santa María?

Como una buena persona, como nada más. No quiero que me recuerden como nada del otro mundo, como un sacerdote que ha hecho lo máximo por ayudar a la gente. Y, así me lo han manifestado ya por la calle, he recibido comentarios de agradecimientos por Internet, tras anunciar mi despedida.

¿Con qué obstáculos o peores momentos se ha encontrado en esta larga trayectoria?

Obstáculos, ninguno. He tenido cinco obispos, con todos me he llevado muy bien, todos me han ayudado. Éste último, Rafael Palmero, fue mediador para que me nombraran prelado de honor de su Santidad el Papa Benedicto XVI en reconocimiento a mi trabajo. Este es un recuerdo entrañable que me llevo. Además, he coincidido con cinco alcaldes y con todos me he llevado bien, con alguno he tenido una pequeña diferencia, pero después lo hemos solucionado con un abrazo. Me llevo un gran amigo, el alcalde actual, Alejandro Soler, que también me ha dejado un gran recuerdo con la calle con mi nombre que inauguramos el año pasado.

A lo largo de estas cuatro décadas, ha destacado por su papel comprometido con los más necesitados. ¿De qué manera ha colaborado desde Santa María con este tipo de causas solidarias?

La Basílica de Santa María es el centro de la vida pastoral en Elche. Hay un gran equipo de colaboración con Cáritas interparroquial y Cáritas Diocesana. Donde más he actuado ha sido en el mundo gitano, al principio de venir, cuando hubo un desastre de lluvia y los realojé durante un año en el parque de bomberos, y después trajimos viviendas prefabricadas donde pudieron instalarse.

Su implicación en Casita de Reposo también ha sido muy tenida en cuenta en la ciudad.

Ha formado parte de media vida mía desde sus inicios. He colaborado con grandes personas como Rafael Aledo Bautista, que fue casa por casa y pudimos recoger 200 millones de pesetas para construir la casita.

Su trabajo también ha estado cerca de las congregaciones de religiosas.

Traje a Elche a dos congregaciones de religiosas. También contribuí a levantar el convento de las Carmelitas descalzas y colaboré para adaptar una casa para las monjas que sirven a Santa María y que han hecho una labor importantísima con una residencia para acoger a chicas en Elche.

Ahora, Jose Luis Úbeda dará continuidad a toda su labor como arcipreste, ¿qué le parece su sucesor?

Con 54 años será el encargado de relevarme. Yo cuando llegué tenía 39 años. A José Luis lo conozco muy bien, es licenciado como yo en Derecho Canónico, es Juez eclesiástico como yo, es profesor del seminario, al igual que yo también lo he sido, es Rector del seminario de Orihuela y yo he sido Vicerrector. Coincidimos en muchas cosas. Trabajó como cura en un pueblo que se llama San Bartolomé, lo que le va a servir muy bien de experiencia.