Comunicar, implicarse, invitar a la crítica y a la reflexión... y, todo ello, a través de las formas y las líneas que permite el arte, o mejor la escultura. Ángel Hernández lo sabe y acepta el reto que le plantea su próxima exposición, "Retratos de contemporaneidad", que verá la luz en unos meses. "Todas las piezas giran en torno al individuo y las ciudades; la visión particular del hombre en relación con la ciudad, donde sobre todo hay un planteamiento crítico y un mensaje buscado para que el espectador que vaya a ver mi trabajo se pregunte qué estamos haciendo con nosotros mismos".

Lleva implicado en esta aventura estética desde principios de año, y ha conseguido ya dar vida a buena parte de lo que, según comenta, serán 20 obras con su particular historia en diferentes tamaños y materiales. Allí, habrá de todo, o casi. Allí, tendrá espacio todo, o casi. Y una sucesión sin fin de piedras, aluminios lacados, resinas, vidrios, bronces... y hasta colores nacidos del contraste y de combinaciones poco habituales. "El color -continúa el escultor- está relacionado con la temática y es una parte también esencial de la obra y su mensaje. Estoy en una etapa en la que me motiva el ir descubriendo materiales y formas, el investigar continuamente. De hecho, donde alcanzo una mayor satisfacción como escultor es, más que nada, en el proceso de elaboración de una pieza, donde van apareciendo problemas, donde hay momentos sin solución de los que hay que salir... reconozco que, para mí, lo bueno es el camino que se recorre cuando se está haciendo la obra".

Ángel Hernández asume que la escultura no es tan popular como otras especialidades del arte, pero tiene claro que no se ha equivocado, y ha ido creyendo en esta manera de entender la creación artística desde antes, incluso, de terminar su recorrido académico por Bellas Artes. "Llegué a la Facultad sabiendo que quería ser escultor y cada trabajo, cada exposición, me ha permitido avanzar y crecer. En este momento, puedo decir que estoy bastante satisfecho con lo que estoy haciendo".

Con "Retratos de contemporaneidad", que llenará las instalaciones de L'Escorxador en unos meses, recupera Elche como espacio expositivo, tras dejar en la historia más reciente premios por su obra en Sevilla y Puertollano, y sin desviar la mirada por los proyectos que le llegarán en Valencia y Castalla en 2011. "Los premios te proporcionan sensaciones muy gratificantes, porque llevas una obra donde nadie te conoce y recibes a cambio un reconocimiento a tu trabajo. Todo ello te proporciona, es cierto, prestigio; pero, lo más importante es poder decirte a ti mismo que vas por el buen camino", concluye el escultor.