La sección séptima de la Audiencia Provincial, con sede en Elche, afrontó ayer la vista por un supuesto delito societario y de apropiación indebida en el que los peritos que comparecieron como testigos no pudieron determinar a ciencia cierta la procedencia de los documentos que se presentaron como una supuesta doble contabilidad. La vista continuará el próximo día 18 con la declaración de más testigos.

Los hechos enfrentan a los integrantes de una empresa creada por varios socios italianos y uno español, el administrador de la mercantil en España y ahora imputado, al que se acusa de tener una doble contabilidad, de manera que la sociedad que generaba pérdidas no lo hacía realmente. Al mismo tiempo, también se le acusa de crear una nueva empresa y "sin liquidar el activo" de la sociedad con los italianos "traspasar bienes y clientela a ésta".

Éstos hechos fueron negados ayer por el principal acusado, J. A. G. P., que se enfrenta a cuatro años y medio de cárcel por ello, mientras que para su mujer, M. J. J. G., se piden dos años por apropiación indebida, al figurar como administradora de la mercantil creada con posterioridad.

El procesado negó mantener una doble contabilidad y precisó que de las tareas contables se ocupaba una empresa de asesoría, cuyo responsable también declaró ayer como testigo negando que existiera este doble recuento. Este profesional, tras ver los supuestos balances alternativos a la contabilidad oficial, negó que se hubieran realizado en su empresa.

Tras éste declararon dos peritos que realizaron un informe económico tras el conocimiento de la doble contabilidad. Destacaron la presencia de varias anomalías en ésta, aunque, al serles preguntado, declararon que no sabían de dónde habían obtenido los socios italianos los datos de la doble contabilidad, lo que llevó a que una de las preguntas del magistrado fuera si las hojas las puede imprimir cualquier ordenador.

Por otro lado, el inculpado aclaró que montó una nueva empresa porque necesitaba trabajar y se decidió por una similar porque es lo que conocen él y su mujer, pero negó que tuvieran la misma sede. Además, también precisó que se dedica a la profesión de comercial desde hace muchos años.

Los hechos se remontan al año 2001, cuando el acusado junto con una empresa italiana ostentaba una sociedad dedicada a compra, venta, fabricación, importación y exportación de barcines, colores, adhesivos, colas, disolventes y productos químicos en general, según consta en el escrito del fiscal.

La relación entre ambas mercantiles terminó cuando se obtuvieron pérdidas y con el requerimiento de los socios italianos de que el administrador, el inculpado, les mostrara la contabilidad de la empresa, a lo cual se negó el acusado, según el escrito de la Fiscalía. Sin embargo, este hecho fue negado ayer tanto por el procesado como por el contable que se encargaba de la contabilidad de la empresa.

No obstante, cuando los socios italianos tuvieron acceso a la esta documentación "resultó que la empresa presentaba una doble contabilidad en los años 2000 y 2001". De la comparación de tres balances diferentes que encontraron se observaron diversas irregularidades. Así, según los cálculos realizados, si algunos beneficios se hubieran ajustado con las pérdidas "habrían implicado que la cifra de resultados negativos se convirtiera en positivo".

El Ministerio Fiscal pide una pena de dos años y medio para el acusado por un delito societario al que se añadirían dos años más por apropiación indebida. Su mujer, también acusada, se enfrenta a dos años de cárcel por éste último cargo. Además, de ser declarados culpables, deberán hacer frente a una indemnización de 136.215 euros a los socios italianos.