Joaquim Serrano Jaén es profesor del IES Sixto Marco, doctor en Historia por la Universidad de Valencia y autor de una de las investigaciones más relevantes sobre la historia moderna de nuestra ciudad (De patricis a burgesos (Les transformacions d´una oligarquia terratinent; Elx, 1600-1855. Institut Juan Gil-Albert, Alacant, 1995). Ayer cerró el primer ciclo de tertulias de La Calahorra que se reanudarán el próximo mes de octubre.

El profesor Serrano trazó la evolución de una ciudad que tuvo como hitos históricos más relevantes el ser capital de la Contestania Ibérica, Colonia Augusta romana, cabeza de sede episcopal visigoda, capital de distrito de la mamlaka almohade en la época islámica, hasta convertirse en república urbana con privilegios reales en la Edad Media.

Se refirió a la documentación histórica como una inmensa caja negra con la que los historiadores deben trabajar, estableciendo un diálogo con los documentos y, en el caso de Elche, con dos archivos fundamentales: el Archivo Histórico Municipal, con más de 500.000 piezas documentales; y el archivo parroquial de Santa María.

Para explicar la ciudad del año 1609 utilizó una fotografía de Laurent de 1870 y analizó el enorme impacto demográfico que supuso la expulsión de los moriscos: cerca del 60% de una población de 6.000 habitantes, con una esperanza de vida por debajo de los 40 años. Mencionó que partidas rurales como Puçol o Matola quedaron enteramente despobladas.

Describió a continuación a los hombres y mujeres de hace 400 años divididos por grupos sociales: el linaje de los Cárdenas como señores feudales, los caballeros y ciudadanos, los eclesiásticos, los labradores y jornaleros, los mercaderes y artesanos y los esclavos, citando en todos los casos ejemplos como el del esclavo Arabí, de cinco años, comprado por Claudio Perpinyà en 1647.

Descubrimos igualmente la historia de mujeres como Anna García, una ilicitana nacida en 1630 que consiguió sobrevivir a la peste bubónica de 1648 que llevó a la muerte a un millar de ilicitanos (el 24% del censo), pero que acabó procesada por la Inquisición y condenada por el delito de brujería a participar como invitada de honor en un auto de fe y a ser desterrada durante cinco años a cinco leguas de Elche (unos 30 kilómetros). En definitiva, un auténtico placer escuchar a un historiador caracterizado por un inmenso rigor.

*Director de la cátedra Pedro Ibarra de la Universidad Miguel Hernández de Elche