Dice el refranero español que "sembrar poco y mucho recoger, no puede ser" y, en cierta medida, este año, los regantes del Parque Natural Agrícola Los Carrizales lo han tomado al pie de la letra. Ayer, cuando el sol apenas llevaba unas horas en el cielo, estos agricultores terminaron la plantación de sus dulces melones de saladar en una campaña en la que esperan recoger, en unos meses, alrededor de 1,2 millones de kilos. Esta cantidad, que dobla los 600.000 kilos que se pronosticaron en la pasada temporada y supera ampliamente los 450.000 que finalmente se cosecharon, será posible gracias al cultivo de un terreno de unas 65 hectáreas (unas 650 tahúllas), de las que unas 15 pertenecen a regantes de terrenos colindantes de Dolores y San Fulgencio que poseen las mismas características.

Manuel Esclapez, presidente de la Comunidad de Regantes de Carrizales, explica que este incremento se debe a las cuantiosas lluvias que se han registrado en los últimos y, sobre todo, al optimismo que ha generado "el éxito de la pasada campaña". No obstante, reconoce que las inclemencias del tiempo "han hecho mucho daño", porque ha obligado a replantar unas 20 hectáreas arrasadas por el granizo, de forma que se ha retrasado la plantación y, por lo tanto, la recolección. En su opinión, este aplazamiento puede suponer "un problema por el aumento de la competencia con otros cultivos", pero añade que este inconveniente se solucionará con la marca de calidad que distingue a estos melones.

Un nuevo producto

Con el objetivo de aumentar la oferta, además de los melones amarillos, que ocupan unas 10 hectáreas, y los conocidos como "pintasapo", que son los más comunes en esta zona, el parque de Carrizales comercializará este año una nueva clase: el melón tendral. Esta especie, que de momento sólo se plantará en una hectárea para probar su evolución en el mercado, posee una piel muy dura y, según indica Esclapez, debido a la dureza de su piel y a su carácter más tardío, se puede consumir incluso en Navidad. El presidente de la comunidad de regantes admite que no saben cómo será la aceptación de un fruto que prácticamente se ha perdido en la provincia, pero afirma que, si tiene éxito, el año que viene se podría triplicar su producción.