Un nuevo estudio gestado en la Universidad Miguel Hernández ha determinado en qué medida queda relacionado el consumo de fármacos con corticoides con la posibilidad de que esto conduzca a que se desarrolle en el organismo un tipo de diabetes.

Un grupo de investigadores del Instituto de Bioingeniería, ubicado en el campus de Elche de la Universidad Miguel Hernández, ha descubierto en concreto los mecanismos que conducen a la generación de hiperinsulinemia durante el tratamiento prolongado con corticoides, fármacos que se utilizan habitualmente en la práctica clínica.

El tratamiento clínico con glucocorticoides, como la dexametasona, se utiliza como antiinflamatorio en múltiples enfermedades. Sin embargo, su uso prolongado no está exento de efectos secundarios.

En particular, los corticoides pueden llevar a la aparición de resistencia a la insulina y a hiperglucemia. En condiciones normales, las células beta-pancreáticas, las cuales se encargan de la secreción de insulina, pueden compensar este efecto liberando mayor cantidad de insulina para normalizar los niveles de glucosa en sangre. Sin embargo, si esta compensación es insuficiente puede desarrollarse diabetes.

En este trabajo, realizado en ratas sometidas a tratamientos farmacológicos de dexametasona, los investigadores han descubierto los mecanismos en vivo que permiten a las células beta-pancreáticas adaptarse a esta situación generando una mayor secreción de insulina.

La investigación, liderada por el profesor de la UMH Iván Quesada, junto a Laura Marroquí y Ángel Nadal, en la que también han trabajado los Centros de Diabetes (CIBER) y de Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM), ha sido publicada en la revista "Endocrinology", según informaron ayer fuentes de la citada universidad.

Esto significa que el trabajo ha sido destacado por la revista de mayor difusión clínica y básica en endocrinología, ya que permite conocer en mayor profundidad la relación entre la terapia con corticoides y la diabetes, con el fin de plantear estrategias que disminuyan estos efectos secundarios.

El trabajo se ha realizado también en colaboración con un grupo de investigadores de la Universidad de Sao Paulo (Brasil), dirigidos por el doctor Alex Rafacho.