La Universidad Miguel Hernández va a colaborar con la NASA para potenciar y mejorar una de sus antenas parabólicas, de 34 metros de diámetro, ubicada en la localidad madrileña de Robledo de Chavela. Esta antena sirvió en su día de apoyo, junto al resto de antenas de la denominada Red del Espacio Profundo, para el vuelo del Apollo XI en 1969, primera misión tripulada en llegar a la Luna, y al resto de las misiones Apollo.

Actualmente, este ingenio se destina a usos docentes y, precisamente desde mediados de esta década, la UMH tiene autorización para, dos horas a la semana, controlar remotamente esta antena desde el campus de Elche, como parte de la formación de los alumnos de Ingeniería de Telecomunicaciones.

La semana pasada, un grupo de alumnos y profesores realizó, gracias al apoyo económico de la Escuela Politécnica Superior de Elche, una de sus visitas periódicas a Robledo de Chavela, donde en esta ocasión se les ha invitado a que se sumen a un proyecto de ingeniería para potenciar la citada antena. A través de ella, los alumnos suelen localizar elementos que se encuentran a una distancia de entre 137 y 4.000 años luz.

"En cuanto al trabajo que han solicitado, se refiere principalmente al analizador de espectro -para que trabaje en una banda de frecuencia más concreta-, pero también caracterizar el diagrama de radiación de la antena, que sirve para definir mejor cómo recibe la señal la antena, en qué direcciones, con qué ancho de haz, etcétera. Esto en una primera fase, pero hay muchas más cosas que nos han propuesto", señala el profesor Pablo Corral.

Sólo tres bases en todo el mundo para seguir los satélites

El proyecto de colaboración en el que se va a embarcar un equipo de la UMH con la estación de Robledo de Chavela podría incluir varios trabajos que se podrían prolongar, aproximadamente, entre tres y cinco años. Estas iniciativas, según el docente Pablo Corral, podrían recibir ayudas, tanto del Gobierno central, como de la Generalitat o de la UMH. "En estos momentos estamos estudiando las diferentes posibilidades y, desde la NASA, ellos también pueden solicitar un aumento del presupuesto para estas actividades", agrega el docente, que deja claro que esta acción no supone un contrato entre la agencia aeroespacial y la UMH, sino un acuerdo de colaboración que todavía no se ha firmado, pero en el que ambas partes están interesadas.

Gracias a esta antena de uso educativo, los alumnos de la UMH observan, por ejemplo, Cassiopea A, "una remanente de supernova, es decir, los restos difusos de las capas externas de una estrella masiva que explotó como supernova, creo que allá por el año 1573", señala Corral, pero también nubes de gas, cuásares, radiogalaxias o microcuásares.

El uso de esta antena se integra dentro del proyecto denominado Partner, del que forma parte la UMH, el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), la NASA y el Laboratorio de Astrofísica Espacial y Física Fundamental (Laeff). Por su parte, Robledo de Chavela es una de las tres bases de seguimiento de satélites de la NASA. Las otras dos se encuentran en Australia y California.