Más allá del significado del refranero al que recurren habitualmente los agricultores más veteranos, los primeros almendros comenzaron a florecer en vísperas de la festividad de la Candelaria.

En las últimas campañas, el campo se había cubierto de blanco varios días antes debido a unas temperaturas impropias para el mes de enero. Pero este invierno está haciendo honor al nombre de la estación y está dando de sí lo que se espera de él: frío y más frío.

El almendro ha acumulado ya las 200 horas de frío (500 en el caso del albaricoque y del melocotón, y 600 en el de la cereza) que se consideran como imprescindibles para que la floración se realice en condiciones óptimas.

Por tales se entienden aquellas en las que el árbol pasa entre un mínimo de cuatro bajo cero y cuatro sobre cero, explica Santiago Pascual, de la Unió de Llauradors. Por debajo de estas temperaturas, la madera se puede congelar y, por encima, el cuaje no resulta adecuado porque la floración acaba siendo débil.

No es el caso de este año. Pascual apunta que la floración se adelanta en la zona litoral (Camp d'Elx, la Huerta, Albatera, o Torremendo) respecto a las comarcas del interior de la provincia (La Foia de Castalla o l'Alcoià). Aun así, en cada zona suelen convivir variedades tempranas (como la familia de las comunas), de media temporada (marcona) y tardías.

El Camp d'Elx es un ejemplo. El presidente local de Jóvenes Agricultores, Pedro Valero, apunta que algunos ejemplares de variedades tempranas han empezado ya a soltar la flor para iniciar el cuaje de la almendra. Para su homólogo de la Comunidad de Labradores y Ganaderos, Antonio Valero, la irregularidad de la floración de este año responde simplemente a que "el almendro señala que viene frío".

No parece que les falte razón. El frío, añade Pedro Valero, tiene un segundo efecto beneficioso: acaba con la "miseria", entendiéndose por tal los parásitos y las plagas que afectan a los cultivos. Por eso, de entrada, "el frío es bueno. Luego puede pasar lo que sea. Este año ha hecho mucho frío y ha helado poco y el año pasado no hizo frío, pero hubo dos heladas que arrasaron todo".

Riesgo

El riesgo se va a prolongar durante todo el mes de febrero. En las próximas semanas, la zona litoral va a tener, presumiblemente, los últimos días de frío del actual invierno. Antonio Valero recuerda pocos años en que se hayan producido heladas en marzo.

Cuando empiece a caer la flor, comenzará el cuaje de la almendra, el momento más delicado de la campaña -que acabará en agosto con la recolección de la cosecha- y en el que el árbol es más sensible a las bajas temperaturas.

No obstante, no acaban ahí todos los riesgos climatológicos. Las neblinas y la humedad pueden afectar en el momento de la polinización, apostilla Santiago Pascual. Una buena campaña, como la que apunta la actual, puede irse al traste por cualquiera de estos factores.

"Tanto en el almendro como en el resto de frutales, lo importante es que, cuando nos acerquemos a la primavera, no se repitan las heladas tardías y, cuanto antes, llegue el sol y el viento, que favorece la polinización y seca, cuando llueve", añade.

Acorralada por la amiga americana

El almendro ha llegado a ser un cultivo muy importante no sólo en el Camp d'Elx sino en el conjunto de la agricultura nacional. Pero su peso ha ido cayendo a plomo. Las heladas de la pasada campaña dejaron la producción nacional en 38.000 toneladas en pepita.

Un país productor como España importó casi el doble: 70.000, aunque no sólo para el mercado nacional, sino también para el europeo, según apunta Santiago Pascual, de la Unió de Llauradors.

La almendra española se enfrenta en los mercados internacionales a los precios más competitivos de la californiana, que la ha llegado a arrinconar. "No se justifica que teniendo un gran potencial productivo, nos estén desplazando de manera estratégica. Creo que se impone una reunión sectorial con presencia de todo el mundo que tenga algo que decir de la almendra, porque no tiene sentido que seamos el país que mejor almendra produce y que estemos perdiendo mercado por nuestra desidia".

En opinión del representante de la Unió de Llauradors, una salida sería "hacer cultivos ecológicos y convencer de que nuestras almendras ecológicas son las mejores del mundo".