«Privilegiado, honrado y emocionado». Así se siente el entrenador del Elche, José Rojo, Pacheta, por llegar esta tarde (19,30, hora peninsular) en Las Palmas a los 100 partidos como técnico franjiverde. «Cuando vine nunca pensé llegar a esta cifra; son muchos partidos en un club histórico y muy importante, pero sigo centrado en conseguir objetivos a corto plazo, que son los que te permiten alcanzar éxitos inimaginables», destacó ayer el preparador burgalés.
Pese al flojo balance de cuatro puntos de los 12 disputados desde la reanudación de LaLiga, Pacheta mantiene que su Elche «está muy vivo, evoluciona y progresa», al tiempo que admite que el parón por el coronavirus le llegó a su equipo cuando estaba en su mejor momento de juego, confianza y condición físico-táctica de un gran número de futbolistas.
El entrenador burgalés no quiere pararse a mirar la clasificación ni pensar en la igualdad de esta insólita «mini-temporada», con nueve equipos en lucha por dos plazas de promoción de ascenso, y recalca que sus jugadores ya dieron un paso adelante en el juego y el control del partido ante el Depor el pasado martes, aunque les faltara acierto y precisión para sumar algún punto.
El técnico ha asegurado que «todo está arreglado» para que él y los nueve jugadores que cumplen contrato con el club el 30 de junio acaben esta temporada con el Elche y asegura que en Las Palmas se verá al conjunto franjiverde de todo el año: «valiente en la presión y en el juego para intentar ser dueños del partido a través del balón». Con todo, recalcó las dificultades que entraña la preparación de estos partidos con tan escaso margen de tiempo entre uno y otro, lo que puede llevar «a colapsar» a los jugadores cuando apenas les queda tiempo ni para descansar entre encuentos que se disputan cada tres o cuatro días.
Antes de partir rumbo a Canarias, Pacheta «hizo club» y envió «toda la fuerza» al Irefrank Elche de fútbol sala, que pocas horas después jugaba en Málaga ante el Manzanares la semifinal por el ascenso a Primera División.
