El entrenador del Elche José Rojo, Pacheta, ha asumido este jueves toda la responsabilidad sobre el flojo reinicio liguero de su equipo -con un punto de seis posibles ante el Extremadura y la Ponferradina- y ha expresado su convicción de que son capaces de reaccionar este viernes (19.30) en el Martínez Valero con una victoria ante el "equilibrado y difícil" Girona, equipo que precede a los franjiverdes en la tabla como quinto clasificado.

"Soy el máximo y único responsable y el que más se equivoca", ha enfatizado el preparador burgales, que ha eximido de responsabilidad a sus jugadores sobre esta irregular reanudación de LaLiga Smartbank. "Cuando tomo decisiones, no tengo ninguna injerencia por parte de nadie; ni de la dirección deportiva, ni de los dueños. Soy un privilegiado", ha precisado el técnico, que admite que su equipo necesita crear "más ocasiones de gol, realizar más tiros a puerta y ser más incisivos".

Pacheta ha confirmado la baja para este viernes del centrocampista Nuke Mfulu, que sufre molestias en un adductor y se une al lesionado Víctor Rodríguez y al sancionado Iván Sánchez, "un contratiempo" para el preparador, que ha recurrido al extremo jienense como solución de emergencia para labores de organización en el centro del campo.

Volverá al equipo titular el lateral Óscar Gil, sancionado en Ponferrada, y regresan a la convocatoria el delantero Jonathas y el defensa Tekio tras recuperarse de sus dolencias.

"Este equipo siempre se repone y compite", ha recalcado el entrenador en defensa de su plantilla. "Podemos cometer errores y los pagamos caro, pero no puedeo reprochar nada sobre la actitud y la energía de estos jugadores, que son admirables", ha añadido.

Con 47 puntos en 33 jornadas y muy cerca de la permanencia virtual, Pacheta ha subrayado que el Elche "es un equipo en construcción en Segunda División para el asalto a Primera".

El técnico admite que pudo equivocarse al trasladar días atrás el mensaje del "objetivo ambicioso" de luchar por el ascenso en esta mini-temporada de 11 partidos porque ha podido generar "la sensación de obligatoriedad por ganar".