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Ahora, Elche, ahora

El trabajo de los dos últimos años sigue produciendo más frutos de los esperados y desata la ilusión en el franjiverdismo de cara al final de Liga - Pacheta firma un equipo de autor que ha ido evolucionando y que a partir de ahora sueña a lo grande

Los jugadores del Elche celebran uno de los tres goles de su victoria el pasado domingo en el estadio de Vallecas (2-3) ante el Rayo de Paco Jémez. LOF

El mensaje ya ha cambiado, aunque uno sospecha que, de puertas para dentro, en el Elche son conscientes de que este equipo está llamado desde hace tiempo a pelear por mucho más que la permanencia en Segunda División. El triunfo contra el Rayo sirvió para que esa puerta se abriera por primera vez al exterior. Este Elche da motivos para creer en que, como mínimo, va a dar guerra hasta junio, pase lo que pase.

1. La mutación del Elche: de la pegada a la apuesta por el toque y la posesión

Una de las principales virtudes de Pacheta en estas tres temporadas que lleva en el Elche (dos completas y la primera en el tramo decisivo) es la capacidad que ha tenido para crear su propia obra de autor con los elementos disponibles. Lejos de cerrarse en banda a un estilo innegociable, como hacen otros entrenadores con más poder mediático, el conjunto franjiverde ha pasado por diversas etapas, desde la verticalidad y pegada que mostró para ascender a Segunda, la solidez defensiva que le permitió atar la permanencia el curso pasado en una gran segunda vuelta y la apuesta por el toque y la posesión que ha ido creciendo durante el curso actual. Una obra, y esto es lo mejor, que no tiene pinta de estar acabada aún. Las bajas de Yacine y Gonzalo Villar en enero hicieron temer lo peor, pero el equipo no solo ha mantenido el nivel sino que da la sensación de ir a más, pese a que los dos refuerzos estrella, Jonathas y Víctor Rodríguez, aún no han podido ofrecer todo lo que se espera de ellos.

2. Esfuerzo antes que talento y equipo antes que figuras individuales

Pacheta repitió, sin agotarse nunca, que quería una plantilla corta, en torno a 20 profesionales. Podía parecer una locura, de cara a completar la clásica maratón de 42 jornadas que es la Segunda División. Posiciones sin doblar, solo tres centrales, un lateral derecho del filial... Tras 31 jornadas, este Elche es capaz de rendir con bajas importantes. El mensaje dejando en el banquillo a Gonzalo Verdú y Ramón Folch en Vallecas es sintomático. La buena dinámica del equipo la ejemplifican dos recién llegados como Josema y Escriche. El primero solo había jugado en Copa con el Extremadura este curso y ha enlazado dos notables actuaciones consecutivas. El segundo no había marcado en la primera vuelta con el Huesca y ya lleva dos dianas en apenas cinco ratos como franjiverde. El Elche es un equipo construido a base de trabajo y esfuerzo, exprimiendo cada gota del talento individual de sus jugadores.

3. El técnico convence porque los partidos son fieles reflejos de los entrenamientos

A estas alturas nadie va a descubrir la verborrea de Pacheta y su capacidad de convencer a través del discurso. Así llegó al alma de una plantilla que estaba a punto de romperse en febrero de 2018. Sin embargo, es imposible mantener ese discurso sin una constante de trabajo detrás, sin que los jugadores vean que, además de palabras, los hechos corroboran el mensaje que les vende su entrenador. Este aspecto cada vez va a más durante la campaña actual. La apuesta por salir desde atrás y confiar en la capacidad de los jugadores para tener la posesión de balón y crear jugadas propias de peligro no siempre convencen a la primera porque a veces cuesta implantarlas. Goles como el 1-3 de Vallecas, con todo el equipo implicado en la contrucción de la jugada a través de una sucesión de pases más que destacable confirman, a la hora de la verdad, que el trabajo de los entrenamientos no es baladí. No es casualidad que el Elche sea un equipo peligroso a domicilio, que sus partidos rara vez acaben 0-0 ni que, pese a la etiqueta de conservador que se le ha impuesto habitualmente a Pacheta, los franjiverdes sean el cuarto equipo más goleador de la categoría.

4. La competitividad engancha a una afición que ve la luz tras años en la sombra

La mejor virtud del Elche en estos dos años ha sido su competitividad, algo que Pacheta inoculó al equipo prácticamente desde el primer día. Sus jugadores se sienten ganadores y los que llevan más tiempo en la plantilla enseñan ese estilo a los nuevos. No es de extrañar la revalorización de futbolistas como Sory, Neyder, Gonzalo Villar, Gonzalo Verdú, Edgar Badia, Juan Cruz, Óscar Gil o Iván Sánchez. El joven (por fin) ve ejemplos de que puede llegar al primer equipo del Elche. Y el más veterano de que puede empezar de cero, casos de Fidel, Ramón Folch, Pere Milla o Dani Calvo. La figura que aúna todo ello con la afición es Nino, cuya trayectoria y colección de récords han servido para hacer más fuerte al grupo y para mantener viva la llamada de unos seguidores que vuelven a estar enganchados a su club porque este ha recuperado, al menos en el césped, los valores que siempre hicieron a jugadores y técnicos acreedores del aliento del franjiverdismo. Ahora ha llegado el momento del Elche. Ahora es la hora de soñar.

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