Los jugadores, cuerpo técnico y auxiliares del Elche no olvidarán nunca la odisea que han vivido en su viaje a Tenerife. Los componentes del club ilicitano han estado cinco días fuera de sus domicilios y, encima, el encuentro en el Heliodoro Rodríguez López terminó con derrota (1-0).

Los futbolistas franjiverdes acudieron el viernes a las ocho de la mañana al Martínez Valero para entrenar. Posteriormente viajaron a Tenerife, donde llegaron por la tarde. El sábado disputaron el partido y, a su conclusión, regresaron al hotel de concentración para pernoctar. El domingo por la mañana llevaron a cabo una sesión de entrenamiento en las instalaciones del club chicharrero. Hasta ahí todo estaba saliendo según lo planificado. La hoja de ruta comenzó a cambiar a partir del domingo al mediodía. Debido a la fuerte calima que sacudió la isla, el vuelo de regreso fue cancelado y la cosa empezó a pintar mal porque ningún avión podía salir de los dos aeropuertos tinerfeños.

La expedición tuvo que regresar al hotel de concentración para dormir por tercer día consecutivo. El domingo por la tarde recibieron la información de la compañía Vueling de que hasta el martes a primera hora de la mañana no podían ser reubicados en otro vuelo.

Los jugadores tuvieron que pasar todo el lunes en tierras canarias y casi sin poder salir del hotel porque el polvo en suspensión podía perjudicar la respiración.

Ayer martes tocó madrugón. A las cuatro de la mañana sonó el despertador para levantarse, desayunar y trasladarse hasta el aeropuerto Tenerife Norte, donde a las siete montaron en un avión que los trasladó hasta el aeropuerto de Barcelona. En la Ciudad Condal la expedición del Elche tuvo que hacer una escala de más de tres horas. A las dos y cuarto volvieron a coger un vuelo y poco después de las tres y media de la tarde llegaron, por fin, al aeropuerto de El Altet con caras cansadas y de sueño.

Pero la competición no para y el domingo hay un partido importante frente al Numancia. Los jugadores fueron directamente al estadio Martínez Valero para llevar a cabo una suave sesión de entrenamiento. Pasadas las seis de la tarde ya pudieron volver a sus domicilios tras cinco días.

Uno de los que peor lo ha pasado ha sido Ramón Folch. Su mujer está a punto de dar a luz y ya tuvo dudas de viajar a Tenerife. Al final decidió ayudar al equipo y se ha encontrado con este problema. Como vio la quinta amarilla y está sancionado, el club le ha dado permiso y fue de Barcelona a Reus para estar en el nacimiento de su segundo hijo.