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El latido africano del Elche

Yacine y Mfulu, con una conexión especial, refuerzan el vínculo franjiverde con el «continente negro»

Yacine Qasmi y Nuke Mfulu, los dos futbolistas africanos del Elche, posan juntos con el Martínez Valero al fondo. antonio amorós

El año 2010 no solo rubricó el triunfo del estilo español, con la coronación de la selección dirigida por Vicente del Bosque en el Campeonato del Mundo. También supuso la confirmación de una revolución iniciada en los años 90, la del fútbol africano. La organización del mayor evento del «Planeta Fútbol» en Sudáfrica y el gran papel de Ghana, apartada de semifinales por aquella mano de Luis Suárez y los posteriores penaltis siguieron la línea marcada en su día por selecciones como Camerún (brillante en el Mundial 90) o Nigeria (campeona olímpica en el 96) y futbolistas como el liberiano George Weah (Balón de Oro en 1995).

Desde entonces es habitual ver a futbolistas africanos en equipos de mayor o menor nivel en Europa. Y, con el paso del tiempo y la evolución demográfica, hoy en día ya no solo lo hacen los nacidos en el continente sino que hay que añadir a los hijos o nietos de emigrantes, ya nacidos en Europa. Estos son los casos de Yacine Qasmi (Pontoise, Francia) y «Nuke» Mfulu (Poissy, Francia), cuyo destino les ha juntado en Elche. Lejos del país galo, lejos de África.

Desde el primer día de pretemporada se ha visto una conexión especial entre ambos. El ariete de procedencia marroquí ha ejercido de cicerone del mediocampista con antepasados congoleños. Le ayuda con el idioma y con su adaptación a un vestuario que ha recibido a Mfulu con los brazos abiertos, signo de la globalización de un mundo como el futbolístico, que debe servir como ejemplo para la integración y como vehículo en la lucha contra el racismo.

Yacine y Mfulu buscan su sitio desde hace tiempo, en diferentes ciudades y países pero siempre con un balón de por medio. El atacante llegó incluso a debutar con el primer equipo del PSG, antes de que los petrodólares permitieran decorar con mayores lujos la Torre Eiffel. Luego pasó por Rennes, Getafe, Sporting, Sestao River, Compostela, Alcoyano o Mérida; antes de encontrar la plataforma perfecta para ganarse un hueco en el fútbol profesional. Lo hizo, curiosamente, en suelo del continente africano. Sus goles en Melilla le sirvieron para que el Elche le eligiera como sustituto de Sory Kaba el pasado mes de febrero.

El pasaporte de «Nuke» no tiene tantos destinos: Stade Reims, Lille y Red Star, antes de captar la atención del equipo de trabajo de Nico Rodríguez desde la Ligue 2 francesa, vivero de futbolistas de un perfil como el suyo, con poderío físico pero sin despreciar el trato con la pelota.

Juntos, Yacine y Mfulu buscan seguir creciendo de la mano con el Elche. Y, quién sabe, ganarse un hueco en las selecciones de los países de sus antepasados. Ambos ya acudieron en su día a la llamada de los equipos marroquí y congoleño en categorías inferiores. Ahora esperan, como franjiverdes, hacerlo con la absoluta.

El «boom» del mercado

El boom del fútbol africano en los 90 sirvió para que los ilicitanos abrieran camino con un jugador como el nigeriano Iroha, que apenas disputó tres choques en 1998, pero fue mundialista en Francia.

Desde entonces, la cifra de futbolistas nacidos en África o con orígenes directos en el continente que han lucido la franja verde asciende a 17, contando a Mfulu. No entra en la lista, por ejemplo, el excéntrico caso de Mudingayi.

El ghanés Wakaso (58 partidos) es el que más ha jugado, seguido muy de cerca por el guineano Sory Kaba, que se quedó a tres. Eso sí, es el máximo goleador con 20 tantos, a bastante distancia tanto de Boakye (seis goles en 31 encuentros) como de un Yacine que de momento lleva dos dianas.

La etapa en Primera División permitió llegadas como la del internacional caboverdiano Garry Rodrigues o la del marroquí Fayçal Fajr, nacidos en Holanda y Francia, respectivamente.

La lista la completarían Moha (Marruecos), Rondo y Bodipo (Guinea Ecuatorial), Azamoum (Argelia), Francis (Nigeria), Obele y Samba (Camerún), Anaba (Ghana) y Tinaia (Cabo Verde). El latido africano del Elche.

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