Cuando un equipo sale a empatar un partido, con muchas precauciones defensivas, lo normal es que pierda. Y eso es lo que le sucedió anoche al Elche en Granada. Pacheta apostó inicialmente por un planteamiento demasiado conservador y el conjunto nazarí lo aprovechó para marcharse con 2-0 al descanso y dejar encarrilado el encuentro.

La reacción ilicitana llegó en el segundo tiempo, la salida de Javi Flores y de Nino le dieron otro aire al juego franjiverde, Xavi Torres redujo distancias al transformar un penalti cometido sobre Sory y el Elche tuvo el empate en dos ocasiones de Benja. Pero cuando juegas con fuego, al final, te quemas y líder supo jugar los últimos minutos con el reloj en la mano para mantener el resultado y el Elche terminó claudicando y laméntadose de haber regalado los primeros 45 minutos.

Pacheta sorprendió con el once inicial. Prescindió de Javi Flores y apostó por un trivote de mucho trabajo y mucho músculo para intentar controlar el centro del campo y buscar las contras aprovechando la velocidad y el desequilibrio de Iván Sánchez, Josan y Sory. Al técnico burgalés no le salió bien su planteamiento inicial.

El Granada dominó a placer el juego durante el primer tiempo ante un conjunto ilicitano que esperaba en el centro del campo y que no era capaz de mantener el balón y siempre iba corriendo detrás de la pelota.

Edgar Badía, que volvió a ser titular y confirmó que va a ser el guardameta titular hasta final de temporada, tuvo que trabajar a destajo. Los andaluces, con Vadillo y Antonio Puertas como dos puñales por las bandas, con Fede San Emeterio y Montoro gobernando la medular y Fede Vico moviéndose con libertad en la mediapunta para intentar buscar al colombiano Adrián Ramos; llegaron, una y otra vez a la portería ilicitana. Los avisos fueron constantes y el gol se veía llegar. Incluso hubo un penalti de Manu sobre Vadillo que el árbitro no señaló.

Pero pronto los locales recogieron su merecido premio. El Elche falló en la estrategia y Montoro remató de cabeza a placer un saque de esquina (1-0 m. 16).

El gol debió ser una advertencia, pero el cuadro de Pacheta no reaccionó y el Granada tuvo ocasiones para hacer el segundo, que llegó al borde del descanso, obra, de nuevo, de Montoro, quien volvió a mandar el balón al fondo de la red un balón tras una falta lateral que Gonzalo Verdú despejó mal con la cabeza (2-0 m. 43).

El embrujo granadino parecía haber anestesiado a los franjiverdes y sus gestos parecían más propio del rey Boabdil «el Chico» antes de la rendición musulmana del Reino de Granada y su entrega a los Reyes Católicos.

Pero por arte de magia el Elche se transformó tras el descanso. Mejor dicho, Pacheta decidió quitar el corsé, dar entrada a Javi Flores y a Nino para que le dieran movilidad a la media punta y quitar a dos mediocentros: Manuel Sánchez y Karim Azamoum.

A partir de ese momento se vio a un equipo mucho más reconocible, que quiso el balón, que dominó el juego y que, poco a poco, se fue acercando a la meta de Rui Silva. La defensa jugó más adelantada y Josan le quitó los puñales a Vadillo y Antonio Puertas y atacó con descaro por la banda izquierda.

Ese sí que fue el Elche que recordaba al de la temporada pasada y de algunos partidos de principio de la actual campaña fuera de casa. Si había que morir, había que hacerlo con las botas puestas.

Del pesimismo al optimismo

Todo el pesimismo del primer tiempo se transformó en optimismo en el segundo. Además, a los locales se le fue gastando la gasolina.

En el minuto 54, Sory estuvo a punto de aminorar distancias con un remate que repelió el larguero y en el 69 el guineano, muy listo, provocó un penalti que no desaprovechó Xavi Torres -el de Xàbia ya lleva tres de tres desde los 11 metros-. Los ilicitanos se metieron de lleno en el partido e hicieron saltar las alarmas en el bando nazarí y en la grada. El empate se mascaba en el ambiente. Pacheta decidió poner a más guerreros de ataque y sacó a Benja por un desfondado Iván Sánchez. El catalán estuvo a punto de quedarse solo para rematar, pero el árbitro decretó que se había llevado el balón con la mano. Y poco después, su remate dio en el poste y se fue fuera.

Una lástima porque hubiera sido el justo premio para un Elche que mereció más tras el descanso, pero que pagó con la derrota la racanería del primer tiempo. Pacheta debe hacérselo mirar y más en partidos como el de ayer frente al líder en los que hay mucho que ganar y poco que perder.