Los resultados y, sobre todo el ascenso, es el principal aval de Pacheta como entrenador del Elche. Pero detrás de ello hay un trabajo que en la mayoría de ocasiones no sale a la luz y que, al final, da sus frutos. El técnico franjiverde quiere tener todo controlado y dedica las 24 horas del día a pensar en el club ilicitano.

El preparador burgalés es un apasionado del fútbol y trata de no perder de vista todos los detalles. No le quita ojo a la cantera y prueba de ello es que el pasado sábado aprovechó que los equipos más representativos del fútbol base jugaban en casa para verlos en directo. A las tres de la tarde vio el encuentro de División de Honor que enfrentó al Juvenil A del Elche con el Valencia A, en el campo 6 de la Ciudad Deportiva. Posteriormente se trasladó al Díez Iborra para seguir en directo el choque de Tercera División entre el filial y el Eldense, que comenzó a las cinco. Y cuando terminó el partido del Ilicitano regresó al campo 6 para estar atento al Juvenil B de Liga Nacional frente al Villarreal B, fijado para las siete. Es decir, Pacheta estuvo toda la tarde en la Ciudad Deportiva para ver a la cantera.

El domingo antes de las nueve de la mañana ya estaba en el hotel Milenio, donde había citado a sus futbolistas para el encuentro frente al Mallorca, que empezó a las 12. Tras la conclusión del encuentro y su rueda de Prensa comió y, rápidamente, se trasladó hasta Almería, para seguir en directo el partido entre los almerienses y el Zaragoza, que serán pronto rivales de los franjiverdes.

Pacheta no quiere perder detalles y una prueba más fue el fin de semana del partido del Elche en Pamplona contra Osasuna. El choque se diputaba domingo por la tarde y el sábado, tras el entrenamiento matinal, cogió el coche, junto a su ayudante Chema Monzón, y se marchó a Soria para ver el Numancia-Cádiz. Desde tierras sorianas viajó a Pamplona.

Además, en la rutina diaria del entrenador del Elche apenas hay descanso. Antes de las ocho de la mañana ya está en el estadio Martínez Valero para preparar la sesión de entrenamiento. Se reúne con sus ayudantes: Monzón, Acciari y el preparador físico, Manolo Sempere. Posteriormente entrena durante dos horas y al finalizar continúa en el vestuario anotando datos. Su libreta y su bolígrafo siempre los lleva a mano.

Habitualmente come en el estadio Martínez Valero, siempre que no tiene ningún compromiso con algún directivo o con el director deportivo, Jorge Cordero, y por la tarde, sobre las cinco, se encierra de nuevo en su despacho para ver vídeos de los rivales, analizar los partidos de su equipo y preparar nuevos entrenamientos.

Incluso, los días libres para la plantilla también acude al Martínez Valero por la mañana para seguir haciendo trabajo. Cuando hay descanso sí que se toma las tarde libres para desconectar y jugar alguna partida de padel. Pero el resto del tiempo de su vida diaria lo dedica al Elche.