Tomar la decisión de abandonar el hogar nunca es sencillo, menos todavía si la marcha se produce a temprana edad. Ese fue el caso de Gonzalo Villar del Fraile (Murcia, 23-03-1998), un joven centrocampista que destacaba en la cantera del Elche CF y que no pudo rechazar la gran oferta que el club de la capital del Turia realizó por él. Con tan solo 17 años, el joven murciano ya se convirtió en un habitual en las sesiones de entrenamiento de Rubén Baraja. Tras su firma por el Valencia, la situación cambió radicalmente: «Cuando salí del Elche era casi un jugador del primer equipo. Al llegar a mi nuevo club, volví a ser juvenil», relató Villar en su presentación. Y añadió: «Estar a punto de tocar el cielo y volver a las categorías inferiores te hace trabajar más duro y ser más fuerte mentalmente».

El mediocentro destaca esa fortaleza mental como la principal cualidad que ha aprendido en Valencia, así lo ha demostrado esta temporada, su primera como jugador senior, siendo un fijo en la sala de máquinas de los onces de Lubo Penev y Miguel Grau.

Este año, la categoría de bronce le ha valido para saber que necesita retos de un calibre superior. Con el fin de la temporada 2017-2018, la etapa de Gonzalo Villar en el filial che había terminado. Conocedor de lo complicado que es dar el salto al primer equipo del Valencia, el club no tenía más opciones que escuchar ofertas sobre Gonzalo Villar, quien era seguido de cerca por varios clubes de Segunda División.

Una vuelta a casa convulsa

La entidad valencianista había puesto muchas esperanzas en el talento del joven murciano. Que entrenase esta temporada más de una vez a las órdenes de Marcelino no era casualidad. De hecho, aunque Mateu Alemany afirme que Gonzalo Villar «no va a volver a jugar en el Valencia», la entidad del Mestalla se ha reservado un 80% de los derechos económicos del jugador.

Alemany también añadió que no quieren a jugadores que no sientan los colores, para terminar arremetiendo contra Media Base Sports (agencia de representación de Gonzalo Villar), a la que considera principal culpable de la situación.

El nuevo jugador del Elche considera estas declaraciones «un poco duras». Aunque a él no le afectaron mucho, «ver a la familia triste por ti es duro». Esas afirmaciones no reflejaban la realidad, así lo demostró el centrocampista en una carta publicada en sus redes sociales. Un texto que cambió la opinión a más de uno.

En el momento que su marcha era irreversible, el Elche llamó a su puerta. El papel de Jorge Cordero en la negociación fue crucial, así como el de Pacheta: «El mister me llamó y me mostró su confianza, eso el jugador lo agradece», reconoce Villar, que añade: «Fue el último empujón para que viniera al Elche».

Bajo esta tesitura llega Gonzalo Villar, un futbolista que se define como «un jugador más técnico que físico», al que la Segunda B le ha hecho «más fuerte en todos los aspectos». A pesar de su juventud, destaca su inteligencia para leer los partidos y su madurez en la toma de decisiones, características indispensables para la medular del equipo de Pacheta.

Aunque sea complicado, volver a casa es una sensación difícil de describir. Más complejo aún si te catalogan como el hijo prodigio.