Lo que pudo ser y no fue. Esta tarde el Martínez Valero (18 horas) alberga el derbi alicantino más insulso de los últimos tiempos. Lo que a principio de temporada se marcó en rojo en el calendario de Hércules y Elche como el duelo decisivo para definir las más altas cotas, ha quedado prácticamente reducido a un mero trámite. Toda la culpa de esta pérdida de caché la tiene un Hércules que ha ido desperdiciando opciones durante toda la temporada hasta que puso punto final hace siete días en El Clariano de Ontinyent a cualquier posibilidad de alcanzar el «play-off» de ascenso.

En la acera de enfrente, el otro lado de la balanza. A pesar de atravesar un convulso retorno a Segunda B, el Elche ha conseguido con Pacheta, su tercer entrenador, la estabilidad que no le dieron sus predecesores. Con la clasificación para la promoción ya en el bolsillo, el conjunto franjiverde apunta al segundo puesto que hoy ocupa el Villarreal B y del que está a solo un punto.

Lejos de guardarse fuerzas para la lucha por el retorno a Segunda, el Elche recibió ayer en el entrenamiento la visita de seguidores ilicitanos para recordar al equipo ilicitano que hay que arrollar a un Hércules herido.

Los franjiverdes sabe que tienen que nadar, es decir, tratar de ganar al eterno rival, pero también, guardar la ropa, porque el «play-off» está a la vuelta de la esquina y no pueden perder soldados cuando la verdadera batalla comenzará en quince días.

El Elche quiere dar continuidad al llamado «efecto Pacheta», que todavía no conoce la derrota en los nueve encuentros que lleva en el banquillo ilicitano, para reforzar su idea futbolística.

El preparador burgalés cuenta en este partido con todos sus efectivos a excepción de Corozo, operado de la rodilla, y de Edu Albacar, quien anunció esta semana su retirada. Ha citado a sus 21 jugadores, incluido Redru, reciente fichaje procedente del Betis.

Su idea es apostar por dar descanso a aquellos que están algo más fatigados o arrastran molestias, aunque sin dejar de ser competitivos. Guille puede debutar bajos los palos en la Liga y Jony e Iván Sánchez, estar en el once.

Por su parte, apelando al amor propio y al orgullo, durante toda la semana los jugadores blanquiazules y su técnico, Josip Visnjic, han advertido de la importancia de no bajar los brazos en la visita al eterno rival. «Si pueden humillarnos, lo harán», avisaba el pasado jueves el central herculano Samuel Llorca, que jugó cinco años en el conjunto franjiverde. En la misma tónica se expresaba Juli, también con pasado en el Elche, y que por fin jugará el derbi alicantino con el Hércules tras perderse los dos primeros.

El conjunto alicantino llega al Martínez Valero con el centrocampista Paco Candela recuperado de la lesión que le impidió jugar en Ontinyent. Con toda probabilidad el ex del Fuenlabrada hará pareja con José Luis Miñano en la medular. Visnjic también podrá contar con el zaguero Pol Bueso, ausente las últimas dos semanas por problemas musculares. Por lo demás, la alineación alicantina no prevé mayores novedades, con Chechu Flores de nuevo como mediapunta y con el trabajador David Torres de «nueve».

El premio menor de la Copa

Después de la victoria de ayer del Ontinyent en Llagostera, el Hércules se despide matemáticamente de cualquier opción de entrar en la promoción de ascenso. El único objetivo que le queda a los de Visnjic es llegar al sexto puesto, que da como premio el billete para la próxima edición de la Copa del Rey y del que está a tres puntos.