Diego García, presidente del Elche, acudió ayer al entrenamiento que el primer equipo franjiverde realizó en el campo anexo al Martínez Valero junto al director deportivo, Jorge Cordero. El dirigente del club ilicitano desea estar cerca de los jugadores y del técnico en un momento clave de la temporada en el que está en juego no sólo el futuro económico del equipo, sino también el deportivo. En un momento de la sesión de trabajo, Pacheta pidió a los jugadores que hicieran un ejercicio y como premio propuso que Diego García hiciera unas flexiones. Como los futbolistas cumplieron con lo exigido, al presidente, que estaba en la banda, no le quedó otra que agacharse y satisfacer los deseos del preparador burgalés.

García confía en que el equipo va a dar todo en este final de Liga y ha confesado a sus más allegados que ve un ambiente distinto dentro del grupo, que los jugadores están muy unidos y por este camino se puede llegar lejos.

Piensa que para que el mensaje de Pacheta siga calando es importante que se gane el domingo al Cornellà, un equipo que pugna con el Elche por meter la cabeza en la zona de ascenso.

Tema económico

Diego García también era ayer feliz porque después de una semana complicada ya cuenta con el dinero para afrontar el pago a la Agencia tributaria.

Los 316.000 euros que hay que abonar el martes, 20 de marzo, ya están en la cuenta y ese día se hará la oportuna transferencia, tal como se acordó cuando se firmó el convenio con Hacienda.

A principios de semana fuentes del club ilicitano ya aseguraban que no iba a existir problemas en este apartado porque de lo contrario «todo el andamiaje de la entidad ilicitana se vendría abajo» y ayer viernes, según lo prometido, tanto el expresidente franjiverde José Sepulcre, como otros grandes accionistas, pusieron esa cantidad para que no exista ningún tipo de problemas.

De esta forma, se supera una situación que parecía complicada y una vez se confirme el pago tendrá que lidiar hasta final de temporada con las nóminas de los profesionales, que son sagradas, sin olvidar la posible sanción de Bruselas, que se deberá afrontar de manera inmediata cuando se produzca la decisión final de la Unión Europea.