Nino volvió a ser el salvador del Elche. En el tiempo añadido, el delantero almeriense apareció, cuando en las gradas del Son Malferit ya se saboreaba el triunfo del Atlético Baleares, del recién llegado Manix Mandiola. Una diana, en la que se combinó la calidad y la insistencia, dos de las virtudes del capitán franjiverde, que saltó al campo en el minuto 57 en lugar de Ismael Benktib, obró el milagro y permitió que el conjunto ilicitano no regresase de vacío de Palma de Mallorca.
El delantero almeriense enganchó un potente chut dentro del área. El balón pegó en el palo, tras rozar en los dedos de Aulestia, pero allí estaba de nuevo el goleador franjiverde para coger el esférico y meterlo dentro de la red.
Nino, que fue, de nuevo, suplente, volvió a ser clave, evitó el desastre e hizo justicia a la insistencia y trabajo del conjunto ilicitano durante todo el partido. A falta de fútbol, el campo no lo permitía, los jugadores del Elche lo dieron todo sobre el rectángulo de juego y tuvieron su recompensa.
Una diana que otorga un punto y que evitó el lamento de Josico, que fue expulsado en el 85 por quejarse de la actuación arbitral, que a buen seguro hubiera justificado la derrota afirmando, como lo hizo Felipe II, que tras la derrota de la Armada Invencible en su afán por invadir Inglaterra señaló que «no envié mis naves a luchar contra los elementos (Tempestades)».
El técnico, conocedor de Son Malferit, insistió durante la semana que había que saber interpretar el partido en un recinto como el balear, de césped artificial, y muy corto. Pero, una cosa es la pizarra, y, otra, muy diferente es la cancha.
El Elche sabía lo qué hacer, pero no lo tuvo claro desde el inicio para llevar a la práctica el mensaje de su entrenador porque el rival salió al 200%, contó con el apoyo de un árbitro demasiado casero, que permitió el juego fuerte. Además, el conjunto franjiverde estuvo muy espeso a la hora de ir hacia la portería de Aulestia y en las jugadas de estrategia tampoco se estuvo fino.
Para colmo de males, una mano evitable de Provencio en el minuto 32. Luego, en el 42, Iván Sánchez estrelló un balón en el palo, cuando ya se cantaba el empate. El jienense fue de los pocos que supo cómo había que jugar en Son Malferit, bien entre líneas, profundo y asociándose.
La idea inicial era la de ir a por las segunda jugadas, entrar por banda con Iván Sánchez y Josan, y dominar la medular con el trío Benktib, Jony y Provencio.
El balón no pasó por centro del campo, algo que ya debía saber Josico, y mientras el rival tuvo gasolina no dejó ni respirar a los franjiverdes. El antifútbol campaba a sus anchas y los ilicitanos no eran capaces de llevar el duelo a su terreno.
Además, cayeron en la trampa de su rival, la de apostar por el juego viril y, de esta manera, ni fueron capaces de crear fútbol, ni pudieron con el Atlético Baleares en el otro fútbol, donde están mucho más acostumbrado.
Al descanso se llegó con ventaja para los insulares y con un Elche perdido en la tela de araña de un rival que supo en todo momento cómo interpretar el duelo, mientras el centro del campo franjiverde entró en un quiero, pero no puedo.
En la segunda parte, Josico quemó sus naves, igual que Felipe II, fue metiendo jugadores de ataque a medida que el rival iba perdiendo fuelle. Coincidieron sobre el césped Lolo Plá, Nino y Benja, que fueron saliendo en la segunda mitad, además de Sory Kaba, que saltó al campo desde el inicio.
Costó mucho llegar al área balerar, pero, al final, apareció Nino para firmar las tablas y arañar un punto, que tal como estaba el partido hay que darlo como bueno. Cuando no se puede ganar un punto es bueno y eso es lo que se puede decir el Elche, después de lo vivido ayer en Mallorca, gracias a Nino, el jugador que siempre aparece.
