Sonido de viento en el Martínez Valero en la primera victoria de Josico como técnico del Elche. Cuando el colegiado andaluz Ruiz Aguilera señaló el final del partido la grada pitó a los suyos porque, a pesar del triunfo, su equipo firmó una actuación para olvidar lo antes posible. Un encuentro malo lo tiene cualquiera, como el borrón que echa el mejor escribano. Lo que no entendió la grada es que sobre el campo hubiera un grupo de futbolistas que no sabían a lo que jugaban, ante un Olot que le comió el centro del campo y terminó en su área buscando la victoria.

No vale la excusa de que el equipo venía de una mala dinámica cuando se fue al descanso con un 2-0 a tu favor. Era cuestión de tocar el balón, de abrir el campo y de marear al rival. Pero fue el conjunto gerundense el que tomó el mando del duelo ante un Elche que se fue deshaciendo como un auténtico azucarillo en una taza de café.

Lo mejor: el resultado, romper una mala racha y el hecho de terminar la primera vuelta en puestos de promoción de ascenso. Lo peor: la imagen dada por el equipo franjiverde, preocupante, y los cambios realizados por Josico que estropearon al equipo en la segunda mitad y estuvieron muy cerca de complicar el resultado final del duelo. Hubo que sufrir de lo lindo hasta que el árbitro pitó el final y en la última jugada el meta Ginard se sumó al ataque para intentar empatar el duelo.

El Elche llegó con un 2-0 al descanso, gracias a las dianas de Manuel Sánchez y Benja, pero se vino abajo en la segunda parte ante un Olot que se hizo con el balón y acortó distancias, en el 77, por mediación de Masó. Incluso, el conjunto ilicitano terminó con un hombre menos, ya que Primi abandonó el campo en el tiempo añadido en camilla tras recibir un golpe en la cabeza.

Dos caras mostró el Elche en la primera parte, pero se fue al descanso con dos goles a su favor. El primero, obra de Manuel Sánchez, en el 26, cuando el cuadro franjiverde apretaba sobre el área del meta catalán Ginard. Y el segundo, en el 40, firmado por Benja, en plena desconexión franjiverde y acoso del Olot. En una contra, en la que intervinieron Benktib, Javi Flores, Nino, Collantes antes de que el catalán empujara el esférico dentro de la portería.

Tras el asueto, el Elche, de manera incomprensible, perdió el balón y los papeles ante un rival de la parte baja de la tabla y comenzaron a verse sobre el césped sus auténticas vergüenzas. Raúl Garrido, técnico del conjunto catalán, quitó uno de los tres centrales que puso desde al principio y, con todo perdido, se lanzó a por el empate. Del respeto inicial se pasó a la osadía y no tuvo que hacer mucho más para poner contra las cuerdas a un Elche completamente plano y sin ideas.

Decía un filósofo futbolístico que un buen entrenador de fútbol es el que con sus ideas no estropea a un equipo. En esta ocasión, Josico no estuvo acertado en sus cambios, prueba de ello es que tuvo que hacer dos para tratar de arreglar el primero. Sacó a Provencio por Javi Flores, con molestias musculares, en lugar de a un hombre de banda que ayudara a Albacar, y situó en la izquierda a Nino. Cuando se dio cuenta del desaguisado sustituyó al delantero almeriense por Iván Calero y colocó a Benktib como segunda punta.

Mientras tanto, Collantes sin capacidad de desequilibrio y Benja, tras su generoso esfuerzo, fundido. Hasta el minuto 82 no dio entrada a Sory Kaba, y con el equipo ya a la deriva y a merced del Olot.

Menos mal que los gerundenses no acortaron distancias hasta el minuto 77, de lo contrario el roto pudo ser todavía más grande y el resultado final hubiera peligrado.

Bien está lo que bien acaba, pero este Elche y su entrenador deben mejorar mucho si quieren volver a Segunda División.