El Elche debe buscar en el diván del psiquiatra su identidad perdida en las primeras quince jornadas de Liga. Comenzó como un tiro y bajó a los infiernos sin que los cirujanos del entorno franjiverde sepan el motivo. Unos apelaron al aspecto físico, otros a la falta de conexión entre el vestuario y el técnico, sin olvidar a los que recurrieron a la falta de actitud de los jugadores.

Todo ese cóctel maldito provocó que la derrota ante Formentera la pagara Vicente Mir con su destitución. La sufrida en Mallorca le pasó factura al dúo Acciari-Óscar Sánchez y abrió las puertas de par en par a Josico al banquillo franjiverde. Un devenir que hundió a una plantilla «psicológicamente inestable» en cuanto comprobó que el primer puesto lo tenía complicado, con el Real Mallorca a ritmo de crucero.

Josico ha llegado con su bisturí dispuesto a arreglar el entuerto. El manchego tiene, como admitió al final del partido, mucho trabajo por delante, pero, por lo dicho ayer en la sala de Prensa, sabe el diagnóstico de la enfermedad. Las sensaciones que mostró el Elche ante el Mestalla denotan que existe un amplio margen de mejora. Se hicieron muchas cosas bien, el técnico pudo darse cuenta que tiene jugadores para elegir, pero en estos momentos su primera y principal tarea es sacarlos de la depresión, reforzando sus cosas buenas y arreglando esos momentos en los que pierden el mando y permitem que el partido entre en una especie de ruleta rusa que en nada les beneficia y que ayer pudo dejarlos KO.

Los goles de Mir, el hijo de Magín

El equipo comenzó bien plantado en el campo, con la línea adelantada para evitar que el rival saliera con el balón controlado, pero corriendo el riesgo de que los «aviones» de los que hablaba Josico, a la hora de definir a los jugadores del Mestalla, les pasaran por encima.

En los momentos más dulces del duelo al equipo le faltó pegada para noquear a los chavales de Miguel Grau, cuando el balón era propiedad franjiverde y la presión provocaba el error che a la hora de sacarlo controlado desde atrás. Una carencia de instinto asesino que luego sí mostró el máximo goleador del grupo III de la Segunda B, Rafa Mir. El hijo del exfranjiverde Magín, temporada 95-96, se sacó de la nada dos soberbios goles que rompieron el sueño franjiverde de conseguir el triunfo en el debut de Josico en el banquillo. El primero, tras conectar un misil desde la línea de fondo que no vio José Juan. Y el otro, al rematar de cabeza, en el segundo palo, un balón al fondo de la red.

Ahí estuvo la diferencia del partido en el aspecto realizador, aunque el Elche no puede refugiarse en su falta de gol para explicar su empate, sino que también en que tiene que mejorar otros aspectos como su seguridad defensiva y la intensidad en la medular.

En un robo de Provencio, en el 29, Benja metió el primer gol franjiverde y puso punto y final a 304 minutos de sequía. Los ilicitanos contaron con varias ocasiones para marcar, pero no estuvieron acertados en el área de Rivero. El que no falló fue Rafa Mir en el 38. Casi sin hueco, desde la línea de fondo, conectaba un misil que se coló en la portería de José Juan.

Tras el descanso, el Mestalla pareció coger el mando del partido y Rafa Mir marcó el 1-2 en el 62. Nino tuvo el empate en el 76, pero su fuerte chut lo sacaba el meta rival. Fue en el 77, cuando Sory Kaba igualó la contienda. La salida del guineano le dio otra marcha al equipo. En la última jugada Gonzalo Verdú tuvo en su cabeza el 3-2, pero su remate se marchó arriba. También es cierto, que en el 67, Jordi pudo marcar el 1-3, pero le faltó decisión para sentenciar el duelo.