Sory Kaba todavía tiene muy vivas las sensaciones experimentadas el pasado sábado en su debut como internacional con la selección de Guinea Conakry. Ayer, ni corto ni perezoso, antes de sentarse detrás de los micrófonos, fue saludando uno a uno a todos los periodistas que estaban esperando sus palabras. Un detalle que demuestra su humildad y manera de entender la vida tan alejada de la farándula del día a día que rodea a este deporte.

No se le suben los humos a la cabeza y sabe que hace tan sólo un año tuvo que pasar por el quirófano para operarse de una rotura del recto anterior de la pierna derecha, de carácter agudo, que lo tuvo más de cuatro meses fuera de los terrenos juego y con el futuro como futbolista en el aire. «En aquellos momentos tan difíciles, el Elche me trató como si fuera su hijo y estuvo a mi lado. Pasé momentos muy duros pero fueron una familia para mí. Tengo que agradecer a Fidel Martínez, al cuerpo técnico del año pasado, a los utilleros y a los que arreglan el campo. A todos».

Sabe mejor que nadie que Fidel Martínez, su descubridor, no sólo se fijó en su poderío futbolístico y su futuro dentro de este deporte, sino que le abrió las puertas de su casa en los momentos en los que el cariño de una familia eran vitales para salir del pozo en el que se encontraba durante su lesión. El guineano, que ahora vive momentos más dulces, no se olvida de «esa gente que en los instantes tan duros estuvo junto a mí. Ahí se conocen a las personas».

Sory Kaba es humilde, pero muy ambicioso. Le ha costado mucho llegar aquí y es consciente de que a partir de su trabajo puede llegar lejos.

Nadie le ha regalado nada y sabe que para triunfar en este mundo lo tiene que dejar todo en cada entrenamiento. Vicente Parras lo hizo debutar al final de la pasada campaña en Segunda División y lo recomendó a Mir para la presente.

La apuesta del actual técnico del Ontinyent está dando resultado y ahí está su trabajo y sus goles de un jugador que pese a su estilo de juego, más cercano a Drogba, Ibrahimovic y Eto'o, tiene como ídolo al brasileño Ronaldinho. Quizás por ello, su relación con Nino, tan diferente a él, es de hermano, tanto en el campo como fuera de él. El guineano confiesa haber aprendido mucho desde que ascendió al primer equipo del almeriense y no duda en afirmar que «siempre me fijo en él y escucho sus consejos. Me siento bien jugando con él y hay muy buena conexión». Bien se puede decir, sin temor a equivocarse, que es un alumno aventajado de Nino.

Vuelta al tajo

Kaba regresó ayer a los entrenamientos del Elche después de que regresara de Guinea Conakry el lunes tras debutar con su selección ante Túnez. El delantero franjiverde reconoce que «ha sido una experiencia única jugar por tu país, sobre todo el momento en el que suena el himno».

Dedica su internacionalidad a «mi familia y todas las personas que han creído en mí», antes de admitir que estaba «nervioso» por el debut y que notó las diferencias de pasar de jugar «en una Liga, a luchar por la clasificación por un Mundial. Ha sido una experiencia única que espero repetir, aunque para ello soy consciente de que debo seguir trabajando duro en el Elche».

El jugador reconoció que está «cansado» del viaje y que necesita unos días para recuperarse y llegar a punto al partido ante el Llagostera, donde anuncia que el Elche deberá ponerse «el mono de trabajo» para puntuar en un campo que cuenta con césped artificial.

En cuanto al posible interés de otros clubes por su fichaje, el delantero, que ha anotado seis goles esta temporada, desveló que le ha pedido a su representante que no le informe de nada «porque estoy centrado en hacerlo bien y en jugar en el Elche».

El guineano no va dejar que los focos le deslumbren ahora, porque tiene claro que debe que seguir «creciendo cada día en el Elche». Si las cosas le salen bien en la escuadra franjiverde tendrá las puertas abiertas en el futuro, pero ahora sólo quiere pensar en ganar el próximo sábado al Llagostera a partir de las 18 horas. Su fuerza y empuje serán fundamentales para traer una victoria.