Entre todos la mataron y ella sola se murió. Este refrán tan castizo parece que puede ser el destino de un Elche que no sale de un lío y se mete en otro y que ha provocado una fractura social que parece no tener arreglo.

La última controversia en el entorno al club ilicitano se produjo ayer tras el nombramiento, a propuesta del presidente, Diego García, de Jorge Cordero como nuevo director deportivo. El técnico cartagenero ha estado, durante toda su carrera en los despachos, con Quique Pina y esa relación con el polémico empresario murciano no ha caído nada bien en la afición. Pero lo que es peor, ha provocado grietas y guerras internas en el consejo de administración.

El consejero Jaime Oliver se despachó a gusto contra García, a quien acusó, en declaraciones a Radio Marca, de ser el responsable de los males del Elche y aseguró que la llegada de Cordero al club ilicitano «es la preparación para el desembarco de Quique Pina». Incluso, afirmó que el máximo dirigente franjiverde «no tiene ni idea de fútbol» y que ha tenido, durante los últimos meses, injerencias, a través de Chuti Molina, con el anterior entrenador Alberto Toril, a la hora de hacer alineaciones.

Oliver defendió a su amigo Sepulcre y señaló que lo que tenía que hacer todo el consejo es dimitir para que entrase gente nueva que no oliera al pasado. Además, el consejero indicó que había presentado su dimisión y que Sepulcre le había dicho que esperase unos días antes de dar el paso.

Jaime Oliver fue el único miembro del consejo, junto al secretario general, Juan Pascual, que tiene voz, pero no voto, que se opuso al nombramiento de Cordero.

Tras lanzar los primeros cuchillos a la yugular, Diego García decidió replicar y señaló que todas esas declaraciones habían sido fruto de «un calentón».

El presidente indicó que «el Elche no se ha vendido ni a Pina, ni a nadie y que no se vende por un plato de lentejas», y defendió su apuesta por Cordero, a quien conoce de su etapa en el Cádiz, señalando que «tiene un pasado de éxito y me da igual con quien haya estado antes. Lo conozco y me acordé de las palabras de Quique Pina quien dijo que gran parte de su éxito era culpa de Jorge Cordero».

Al mismo tiempo, Diego García negó una supuesta entrada del empresario murciano en el club ilicitano. «El Elche no se ha vendido ni a Pina, ni a nadie» y sobre su intervención en las alineaciones dijo «es rotundamente falso y ahí están Toril, Chuti y Parras para preguntárselo».

Lo que está claro es que de esta nueva polémica quien sale más perjudicada es la entidad franjiverde, cuya reputación, debido a la mala gestión de los últimos años ya estaba por los suelos y más después de caer al pozo de la Segunda B.

La guerras de guerrillas está a la orden del día. Sepulcre, quien sigue comandando el Elche en la sombra, quería poner al frente de la planificación deportiva a una persona de consenso como Mantecón, quien tiene una buena relación con la Prensa y la afición, y tiene experiencia en Segunda y Segunda B.

La propuesta sigue estando encima de la mesa, pero el todavía futbolista del Lorca Deportiva tiene dudas de dar el paso adelante porque no quiere que se le relacione con Pina y prefiere iniciar de cero el nuevo proyecto.

Mientras tanto, el club ilicitano se debate entre la vida y la muerte. El Elche necesita como el comer una inyección importante de dinero y la reclamación de Europa de 4,1 millones es una espada de Damocles que apunta a la cabeza del club. Por ello, como dijo Oliver y contamos el lunes en este diario, una de las pretensiones es buscar un inversor que avale ese dinero a cambio de manejar el área deportiva.

José Sepulcre ya ha demostrado sus habilidades en ese sentido. Primero fue Ramírez, luego Anguix, Petxina, la aportación de algunos empresarios ilicitanos... Todo por sobrevivir al frente de la entidad. Y ahora puede ser Pina.

La guerra con la afición se ha trasladado ahora al consejo con el cruce de declaraciones de ayer entre Oliver y García. El gran damnificado siempre es el Elche y su futuro no es nada halagüeño.