Todo el blanquiverdismo tiene en la retina sus lágrimas tras consumarse el descenso ¿Se le ha pasado ya el desazón?

El disgusto todavía sigue ahí porque el trauma es muy gordo. De todas formas, soy de los que pienso que por muy grande que sea la herida al final se cicatriza.

¿Ha comenzado a pensar en el futuro más próximo?

De momento, en el club no hay movimientos. Se te pasan muchas cosas por la cabeza, pero es mejor dejar pasar los días para ver luego lo que pasa. Todo está muy reciente, el final ha sido dramático y conviene que todo se enfríe hasta decidir nada. Voy a descansar un poco y luego ya veremos. Me encuentro físicamente bien, pero sicológicamente he terminado muy mal. ¿Retirarme? No es momento de ser derrotistas. Es mejor dejar pasar los días antes de tomar ningún tipo de decisión precipitada.

¿Le gustaría seguir en el Elche la próxima campaña?

Esta es mi casa, he estado en el Elche en Primera y Segunda, ¿por qué no lo voy a estar en Segunda B?. Evidentemente no depende sólo de mi. En estos momentos, no descarto ninguna posibilidad, pero, repito, hay que darle tiempo al tiempo.

Regresar a casa y encontrarte con un descenso debe ser muy duro...

Mucho. Volví de Vitoria con la ilusión de seguir dándole las satisfacciones a la afición y ha sucedido todo lo contrario. El fútbol es así. Llevaba cuatro años muy buenos, había vivido dos ascensos y dos campañas en Primera. Ahora, me ha tocado un momento amargo. Son cosas del fútbol. No cabe otra cosa que levantar la cabeza y mirar para adelante. La historia no acaba aquí y el Elche está obligado a recuperar la categoría lo antes posible y que todo vuelva a su cauce.

¿Cuáles han sido las causas de la debacle?

Le ha dado muchas vueltas a la situación y no termino de comprenderlo. Hace dos meses, tras ganarle al Sevilla Atlético, pensábamos que ya lo teníamos. Intentamos ganar otro partido enseguida para cerrar la permanencia pero no fuimos capaces de hacerlo. En el vestuario todos los teníamos claro, de lunes a sábado la plantilla estaba concienciada, pero, el domingo, en los partidos, siempre tomábamos decisiones equivocadas.

¿Ha sido algo físico o mental el que los llevó a Segunda B?

Ambos van de la mano. Cuesta todo mucho más cuando la cabeza no quiere. Nos bloqueamos y ahí están los resultados. No supimos salir de esa espiral negativa.

El Elche siempre fue un equipo blando en defensa y así en Segunda estás muerto...

Se intentó arreglar, pero desde la jornada una a la 42 recibimos goles con facilidad y nunca fuimos ser un equipo sólido y compacto. No existieron automatismo defensivos nunca. Recibir 63 goles es una locura y eso se paga muy caro.