«Jugadores, mercenarios» y «directiva, dimisión». Esas fueron los gritos más repetidos entre los 2.602 aficionados franjiverdes que ayer acudieron a uno de los partidos más tristes de la historia reciente del Elche.

Incluso, los seguidores aplaudieron y celebraron los goles del Oviedo. La únicas muestras de cariño por parte de la grada fueron para el exfutbolista del conjunto ilicitano Miguel Linares y para el canterano Javi Llor, que debutó con el primer equipo.

Los ánimos, como se esperaba después del descenso, fueron de rabia, decepción e indignación. Cuando llegó el autocar del equipo al estadio, hora y cuarto antes del partido, un centenar de aficionados lo recibieron al grito de «¡Mercenarios!». Además hubo varias pancartas en las que se pudo leer: «El Elche somos nosotros», «Directiva, dimisión», «Fuera del Elche», «Se cree el ladrón, dueño de mi pasión» o «Nuestro ocio, vuestro negocio». Incluso hubo una con las siluetas de José Sepulcre y Diego García con la frase: «Fuera del Elche CF».

El momento más tenso se vivió cuando el capitán Armando llegó al estadio por su cuenta, porque no estaba convocado por una lesión, y ante las protestas de los seguidores se encaró con uno y se produjo una discusión que no fue a más por la rápida intervención de empleados del club y miembros de la seguridad privada.

Estaba claro que iba a ser una noche de protestas. Durante el calentamiento, a la salida de los jugadores al terreno de juego y mientras se nombraban a los futbolistas por megafonía los pitos fueron generalizados. Gritos de «Elche sí, directiva, no». Y en el minuto 12, que se hizo famoso en la temporada del ascenso y en las dos campañas en Primera División como el minuto de la afición, la mayoría de los seguidores abandonaron sus butacas y se retiraron, durante cinco minutos, a los vomitorios en señal de protesta.

La afición, como era de esperar, tampoco se olvidó de Sepulcre, al que consideran uno de los culpables de la actual situación del club ilicitano. «Sepulcre fuera del Elche», también se escuchó.

Durante el partido, a excepción del portero Germán Parreño, en el cambio del canterano Liberto por Malonga y en la salida al terreno de juego de Javi Llor, el sonido del viento fue continuo.

Incluso, cuando marcó el Oviedo los aficionados franjiverdes lo celebraron.

Al final del encuentro, a pesar de que, en esta ocasión, la mayoría de futbolistas aguantaron el chaparrón en el centro del campo con algunos gestos de pedir perdón, de nuevo hubo una pitada generalizada.

Fueron 2.600 los que acudieron, pero hubo muchos que decidieron no acudir al Martínez Valero. El hartazgos entre los aficionados es muy preocupante de cara a una próxima temporada en el pozo de Segunda División B en la que se va a necesitar su apoyo. Pero lo que parece claro es que con la continuidad de este consejo de administración y Sepulcre manejando por detrás van a ser muy pocos los que decidan continuar apoyando al equipo. La situación es muy difícil y sólo un cambio de rumbo drástico podría levantar el ánimo.