Hace dos años el Elche que usted entrenaba competía con plenas garantías en Primera y hoy está en Segunda B. Imagino que le entristece...

Sí, muchísimo porque le tengo y le seguiré teniendo gran cariño a ese club. Además, hay muchísima gente, empezando por los socios, vinculada al club, tanto empleados de administración como fisios, utilleros, médicos... Gente muy querida que sé que lo está pasando muy mal. Siento mucha pena.

¿Cómo se explica este «descenso a los infiernos» de un club que tenía 25.000 abonados en Primera y que se puede ver ahora abocado a la liquidación?

Posiblemente no sea la persona indicada para hablar de ese tema, pero hay algo evidente: deportivamente se hicieron bien las cosas el último año en Primera, había una base muy buena de equipo, pero la gestión del día a día del club no fue buena y eso llevó al descenso administrativo. Respecto a lo que ha pasado este año, nadie lo esperaba. El equipo nunca estuvo muy arriba y tampoco anduvo muy mal, pero en los últimos meses deportivamente se cayó. Desconozco si el día a día del club fue caótico como en mi época o, por el contrario, simplemente es un tema deportivo.

Para clubes como el Elche y el Hércules quedar fuera del fútbol profesional es un drama...

Sí, pero uno siempre piensa que esos clubes -al igual que el Murcia, que hace poco también estaba en Primera- por historia y masa social, antes o después, afortunadamente vuelven. Y estoy convencido de que pasará con el Elche. Espero que la próxima temporada ascienda a Segunda A. Con la fuerza social que tiene ese club, haciendo bien las cosas, no tardará tantos años en volver a Primera como cuando tuvimos nosotros la suerte de volver.

«La adaptación del entrenador y temporalización de contenidos en una temporada atípica». Es el título del seminario que impartirá mañana en la Universidad de Alicante. En síntesis, ¿qué argumentos va a exponer?

El título lo dice claro. Quiero hablar de lo que he sufrido este año. La oportunidad tan buena de entrenar al Villarreal, pero en un contexto muy extraño. Uno, si no tiene equipo, está preparado en octubre, febrero o abril para sustituir a un compañero porque los resultados provocan destituciones. En esas fechas uno ya ha visto jugar a todos los equipos y tiene un conocimiento previo. Pero en este caso no. Quedaban seis días para iniciar la competición, no había resultados y hubo una destitución soprendente [de Marcelino García Toral] y uno llega con todo hecho y sin opción de trabajar, simplemente competir. Explicaré como nos tuvimos que adaptar a una temporada atípica en una situación inesperada.

¿Qué pesa más en el trabajo de un entrenador? ¿La faceta táctica y estratégica o la de psicología y motivación?

En este caso fue un tema de aportar tranquilidad , una labor más psicológica, porque el trabajo físico ya lo venían haciendo y el Villarreal venía compitiendo bien los últimos años. En una segunda instancia, lograda la estabilidad del grupo, nos centramos en lo técnico y táctico.

Tendrá asumido que la suya es una profesión de riesgo...

Sí, pero no la vivo con angustia. Sólo he tenido un tropiezo estos años. Y fue extraño porque con el Getafe en la segunda vuelta íbamos octavos y, de repente, tuvimos una racha de resultados increíblemente mala que nos llevó a la destitución. La profesión la vivo con la tensión y preocupación del día a día por que salgan bien las cosas, pero uno asume que puedes ser destituido en cualquier momento. Ahora bien, me niego a vivir con angustia, la disfruto mucho. Y si llega una situación desagradable, se afronta con entereza y serenidad.

¿Qué supone más presión para un entrenador: luchar por la permanencia o por la competición europea?

El descenso. Porque la continuidad de un equipo en Primera o Segunda genera unos ingresos y ayuda a la supervivencia del club. Mientras, si no se alcanza la lucha por plaza europea, tampoco es un desastre. El Villarreal aspira a estar en Europa todos los años, pero nuestro propio presidente dice que nos ilusiona la competición europea, pero que la idea básica es estar siempre en Primera. Es mucho más estresante luchar por no bajar.

¿Quedar quinto en la Liga es lo máximo a lo que puede aspirar este Villarreal o el sueño de la Champions está a su alcance?

Se ha demostrado otros años que puede estar. El año anterior con menos puntos fue cuarto. Los equipos que están detrás de los muy grandes cada vez son mejores. Tenemos la obligación de estar cerca de ellos. No firmo ser quintos el año que viene, aunque siga siendo un gran resultado.

¿Cree que la Liga española es la más exigente y competida del mundo?

Sí, sin ninguna duda. Así lo prueba que, año tras año, las competiciones europeas las dominan equipos españoles. Y varios equipos españoles, hasta siete, han estado en esas finales. Eso demuestra que el nivel de esta Liga no existe en ningún otro país y da más mérito a cualquier cosa que se pueda lograr.

¿Qué opina del trabajo de Zinedine Zidane en el Real Madrid?

Prueba de que es algo extraordinario es que nadie había ganado dos Champions seguidas. En un club tan grande y con tan buenos jugadores, siempre se pensará que es más fácil, pero también hay que saber gestionar este grupo. Creo que su experiencia como grandísimo futbolista le ha ayudado.

¿Y cómo le va a ir a Ernesto Valverde en el Barcelona?

Le deseo que le vaya muy bien. Es un entrenador al que uno mira como un espejo a todos los niveles: táctico y de comportamiento; por su buen hacer, su educación y forma de tratar a todo el mundo. Es uno de los referentes de nuestra Liga y me alegro de que vaya al Barça. Seguro que le va a ir bien.