Vicente Parras lo pasó realmente mal en la sala de Prensa del Ramón de Carranza. No olvidará nunca el día de ayer mientras viva. Como pudo confesó que era «el día más triste de su carrera» futbolística. Llegó sustituyendo a Toril con la intención de salvar al equipo ilicitano del descenso, pero el mal ya estaba hecho y no ha podido enderezar el rumbo. «La lectura que puedo hacer es muy complicada. Son momentos muy difíciles y duros. Puedo hablar de las cinco semanas que llevo aquí. Empezamos con muchas ganas e ilusión. Nos llevamos dos palos muy duros en los dos primeros partidos y, a partir de ahí, hemos luchado siempre a contracorriente. En Cádiz, al final, no ha podido ser. Estamos hechos polvo», confesó.

El entrenador quiso agradecer el apoyo de la afición y afirmó que «por la parte que me toca, solo puedo decir gracias y que lo siento. Se que es un viaje jodido para casa y largo. Solo darle las gracias por su esfuerzo y por la parte que me toca perdón».

En relación al partido señaló: «Ya habíamos hablado que si nos descomponíamos le poníamos el partido en bandeja al Cádiz, pero no había más remedio y conforme han caído sus goles tampoco podíamos hacer más. Sabíamos del riesgo pero no podíamos hacer otra cosa».

Preguntado por los motivos del hundimiento del equipo, el preparador dijo que haber puntuado en Mallorca, donde el Elche perdió en el 92, «hubiera sido un punto de inflexión y los dos partidos de casa los teníamos que haber ganado: ante Mirandés y Reus».