Después de la tempestad llega la calma. Tras el empate frente al Reus, prácticamente nadie albergaba esperanzas de permanencia para el Elche. Pero después de digerir el mazazo, el milagro todavía es posible, incluso perdiendo el próximo domingo (20 horas) en Cádiz, los franjiverdes podrían llegar a la última jornada con opciones, aunque ya serían muy remotas.
El triunfo ayer hubiera significado dar un paso de gigante, pero, ahora, no queda más remedio que aferrarse a las matemáticas y al difícil calendario que también tienen los rivales de los ilicitanos.
El Córdoba, tras su goleada por 4-2 de ayer al Oviedo, suma 49 puntos y está virtualmente salvado y, además, deja sin opciones de play off a los asturianos, que en la última jornada visitan el Martínez Valero. Numancia y Zaragoza, que también llevan 49, igualmente, están fuera de peligro.
El Almería (48) después de su triunfo del sábado por 2-0 al colista Mirandés, que lo condenó al descenso, casi respira.
El UCAM, con 48, todavía se puede complicar y su situación beneficia al Elche porque la próxima jornada recibe al Alcorcón (44) y necesita ganar.
Por su parte, el Nàstic de Tarragona (46), que dio la sorpresa y remontó frente al Girona (3-1), juega el domingo en Tenerife, con los canarios jugándose una plaza en el play off.
El Mallorca es el que, a priori, más «asequible» lo tiene porque su siguiente partido es en Miranda de Ebro frente al colista y descendido Mirandés, aunque los mallorquines llevan los mismos puntos que los franjiverdes.
Ante esta situación, los números indican que no hay nada perdido. Si el Elche es capaz de vencer en el Carranza y Nàstic y Alcorcón pierden en Murcia y Tenerife, incluso ganando el Mallorca en Miranda, estaría fuera del descenso porque habría un triple empate a 46 puntos y los ilicitanos llegarían a la última jornada fuera del descenso y se medirían al Oviedo, que no se juega nada, en la última jornada.
Todos son cábalas y cuentos de la lechera, pero cuando un equipo está moribundo, como es el caso de los franjiverdes, hay que agarrarse a cualquier clavo ardiendo para evitar el funeral.
El objetivo está muy difícil, pero las matemáticas demuestran que mientras hay vida hay esperanza y es lo último que se pierde. De momento, no está todo perdido.