Cuando el colegiado cántabro Arias López decretó el final del encuentro, Vicente Parras se quedó mirando fijamente el suelo, con la cabeza hacía gestos de no, no, no...y entabló un pequeño diálogo con su ayudante, Luis Casas, hasta que tuvo fuerzas para retirarse a los vestuarios.

«He terminado el partido frustrado y estoy muy jododio», reconoció el técnico quien, a su vez, no arroja la toalla. «Hasta que las matemáticas no digan los contrario, no estamos descendidos. Tenemos opciones, hay que ir a Cádiz a ganar y, luego, veremos cómo queda la clasificación».

El preparador franjiverde advirtió de que de cara al próximo partido en el Carranza «nos debe dar igual que juguemos en Elche, en Cádiz o en la luna».

Parras aseguró que «me quedan fuerzas. Hoy -por ayer- estamos todos hundidos, pero a partir del lunes nos tenemos que levantar. Aquí nadie va a bajar los brazos y vamos a ir a Cádiz a ganar y a defender esta camiseta como lo hemos hecho en este partido».

El entrendor del Elche indicó que «tengo claro lo que es este club. Hace años viví el descenso administrativo y sé lo que es el pozo de la Segunda División B y no vamos a bajar los brazos hasta el último minuto y acudiremos a Cádiz a por los tres puntos», insistió.

El técnico ilicitano agradeció el apoyo de los cerca de 10.000 seguidores que se dieron cita en el Martínez Valero. «Han estado espectacular. Los que han venido es la afición del Elche con mayúsculas y esta afición es justa y, por ello, después de lo que han visto y del esfuerzo del equipo han aplaudido al final del encuentro».

Vicente Parras destacó que «desde el principio hemos ido a por el partido y hemos generado ocasiones cerca del área rival. En el segundo, hemos tenido oportunidades suficientes para ganar, pero debido a la situación que estamos, ha habido ansiedad y no hemos acertado. Con otra dinámica, seguro que hubieran entrado».

El preparador franjiverde señaló que lo que vio en el campo se asemeja ya a la idea de fútbol que quiere. «No sé lo que ha ocurrido en las 40 jornadas anteriores. A mí me gusta el fútbol vertical e ir a por el rival y los hemos logrado durante 80-85 minutos. Luego, en los últimos instantes, la desesperación nos ha obligado a colgar balones. Al final piensas que la vas a meter, pero no lo hemos hecho y no queda otra que seguir».

Por último, cuando se le sugirió que encima había sido una desgracia que en el único error defensivo llegó el gol del Reus fue contundente. «No ha sido una desgracia, ha sido un error y hay que llamar las cosas por su nombre. Si comentemos el error en la entrega, tenemos que cortar la jugada».