El Elche vuelve a tropezar con la misma piedra y la promoción de ascenso se queda a ocho puntospromoción de ascenso . El equipo ilicitano estaba ilusionado con sumar, por primera vez en la Liga, su segunda victoria consecutiva, para acercarse a la zona de privilegio, pero un renacido Real Zaragoza se llevó el gato al agua en la primera mitad con dos goles del exfranjiverde Ángel y uno de Pombo, tras rebotar en Pelegrín. El duelo quedó visto para sentencia en 45 minutos.

A la décima tampoco fue la vencida. Esas han sido las veces que los franjiverdes han intentado a lo largo de la actual campaña ganar dos encuentros seguidos, pero en todas ellas se han quedado con las ganas y sin llegar a la orilla contraria.

Ayer, frente al Zaragoza, fueron víctimas del fuego amigo. El que disparó fue Ángel Rodríguez, antiguo jugador del Elche. No es la primera vez que lo hace el tinerfeño ante los ilicitanos. Con los de ayer son ya cinco las dianas que el isleño le ha hecho al Elche cada vez que se ha medido a los franjiverdes. Ayer no quiso celebrarlos, pero el balón se fue dentro. Se los hizo con el Levante y Tenerife y también con el equipo maño en La Romareda.

El Elche no pudo ayer con el Zaragoza. No le dio para más en los primeros 45 minutos ante un rival muy superior, que con el cambio de entrenador, tras la llegada de César Láinez al banquillo aragonés, sacó lo mejor de sí mismo para llevarse por delante a los franjiverdes. Incluso, resultó muy efectivo en el área ilicitana, algo que nunca lo había hecho en la Liga y que luego pagaba de forma muy cara. Los goles fueron cayendo de su lado mientras el Elche veía como una vez más se le esfumaban todas las ilusiones.

Antes de iniciar su cuenta de goles el Zaragoza, Nino, en el minuto 7, tuvo la ocasión de adelantar al Elche, tras un centro de Hervías, pero su remate de cabeza lo detuvo un meta maño muy bien colocado.

El potencial de los paisanos de La Pilarica dejó sin apenas ideas a los franjiverdes, que, de inicio, apostaron por el mismo once que una semana antes había ganado de manera cómoda al Nàstic en Tarragona.

Un rival superior

Desde el principio se pudo comprobar que el centro del campo del Zaragoza era muy superior al ilicitano. Zapater y Javi Ros, con la ayuda de Edu Bedia, anularon a la medular franjiverde que apenas entró en juego. Por esa zona del campo rompieron al Elche y provocaron muchos desajustes.

Los aragoneses lo tuvieron muy fácil para filtrar balones en el área franjiverde ante una línea defensiva ilicitana que no acertó nunca a cerrar los huecos. En uno de esos pases, Isaac encontró a Ángel y el balón se fue para adentro. Este gol dio moral a los visitantes y dejó bloqueados a los franjiverdes.

Hervías lo intento en jugadas personales, pero no parecía el equipo con garantías de llegar al área del meta rival.

La segunda diana, obra de Pombo, llegó tras un balón que rebotaba en Pelegrín. De nuevo, el Zaragoza tenía la suerte, que le faltó en otras ocasiones, de su lado. Y el 0-3 lo firmaba de nuevo Ángel, tras un pase filtrado de Javi Ros. Faltó la presión en la medular y Pelegrín se vio superado por el delantero tinerfeño.

El 0-3 con el que se llegó al final de la primera parte fue un canto a la impotencia. Un querer y no poder ante un Zaragoza que tuvo todo de su lado.

Tras el descanso, Alberto Toril cambió jugadores y sistema y apostó por un claro 3-5-2, con Guillermo como acompañante de Nino arriba. Liberto entró en lugar de Iriondo.

Los ilicitanos salieron a un buen ritmo y metieron al Zaragoza en su campo. Nino tuvo dos claras ocasiones de marcar, pero no estuvo fino. Además, Borja Valle y Pedro estrellaban dos balones en el palo. Todos los intentos de recortar distancias resultaron baldíos. La efectividad que tuvo el Zaragoza en su primera mitad, no la tuvieron los franjiverdes.

Liberto y Hervías exigieron mucho a sus marcadores por las bandas, Borja Valle lo intentó desde lejos por el centro, pero las jugadas no se terminaron de cerrar con un primer gol que pudiera meter miedo al rival. Se le exigió al máximo al rival, alguno de los jugadores del Real Zaragoza pidieron el cambio ahogados por la presión franjiverde y su agotamiento físico.

El equipo ilicitano supo morir con orgullo en el área contraria y eso hay que reconocérselo a los pupilos de Alberto Toril. No bajo los brazos tras el palo recibido en la primera mitad, supo irse sobre la portería rival, pero faltó puntería para batir a Ratón.