La afición del Elche no está respondiendo esta temporada como se esperaba. Tras el balance de asistencias a los estadios de Segunda División realizado por el portal «Fútbol Segunda», el Martínez Valero ocupa la undécima posición, con una media de 7.329 espectadores.
Además, al tratarse de un campo tan grande el ambiente queda desangelado. El coliseo franjiverde es el vigésimo primero en porcentaje de ocupación, con apenas un 20%. Unos números que sólo empeora el Sevilla Atlético, que juega en el Sánchez Pizjuán y al tratarse de un filial el estadio está, prácticamente, vacío.
Equipos como el Córdoba, Oviedo, incluso Mallorca, Valladolid o Almería, que no están haciendo una gran temporada y que también tienen un pasado reciente en Primera División, están contando con un apoyo mayor de seguidores que el conjunto ilicitano. Sin contar el Zaragoza, que ha registrado una media de más de 16.000 espectadores.
Más justificación tienen el Cádiz, que acaba de regresar a la categoría de plata y está realizando una gran campaña, o el Levante, que es el líder destacado desde la primera jornada del campeonato. Tenerife y el recién descendido Rayo Vallecano también han contado con una mayor masa social en sus estadios durante la primera vuelta de la Liga.
La mayor asistencia de espectadores en el Martínez Valero fue, curiosamente, en el primer encuentro del año 2017, con 8.703 aficionados. Y la que menos, en el último encuentro que los franjiverdes jugaron en casa contra el Girona, cuando apenas acudieron 5.700 seguidores.
La campaña de abonos de la segunda vuelta, que incluía el choque frente al Cádiz y el acceso gratuito a los partidos de la sección de fútbol sala, tampoco ha tenido el respaldo esperado por el consejo de administración y apenas se han vendido 300 carnés y la mayoría de ellos antes del choque frente a los gaditanos.
Guerras internas
Los motivos del ambiente frío que rodea a la afición son variados. Los resultados no están siendo los esperados, el equipo no termina de arrancar y se ha quedado en tierra de nadie. Las opciones de ascenso o, al menos, de alcanzar el play off se van evaporando, aunque todavía queda tiempo suficiente para dar un golpe de timón. El descenso administrativo fue un mazazo y se perdieron muchos seguidores que se «engancharon» al fútbol de Primera.
Después, las guerras internas entre las peñas y grupos de aficionados tampoco han ayudado. La Federación de Peñas cada vez cuenta con un número menor de integrantes y la mayoría de los viajes organizados para los partidos de fuera de casa se han tenido que suspender por falta de gente.
Lucha por el control del club
Y, para colmo, hay otro motivo que ha provocado el hastío entre los seguidores ha sido la lucha de poder por el control del club y el hecho de que muchos de los consejeros que han llevado a la entidad ilicitana a la ruina económica continúen todavía en el consejo de administración. Incluso, con el expresidente José Sepulcre manejando a su antojo el Elche desde fuera.
Esta situación también ha llevado a un buen número de aficionados a decidir no comprar su abono hasta que esta serie de personas no abandonen el club.
Con este panorama y ambiente frío y de hartazgo, los grandes perjudicados están siendo los futbolistas, que no sienten el apoyo que, históricamente, siempre ha tenido el Elche. Aunque los fieles que acuden cada 15 días al Martínez Valero intentan dar lo máximo, la realidad es que no se consigue. Ayer mismo, cuando a Pablo Hervías le hicieron la clásica pregunta sobre qué espera de la afición el domingo (18 horas) frente al UCAM, respondió casi resignado. «A todos nos gusta jugar con un buen ambiente. Recuerdo cuando vine en Primera con la Real Sociedad que el estadio estaba lleno y todo el mundo cantando el himno. Ojalá el domingo vengan muchos, es un buen horario y aquí siempre hace buen tiempo».
Por su parte, en el club confían en que la dinámica de resultados cambie y se pueda revertir la situación. Si el equipo es capaz de enlazar dos o tres victorias seguidas y se «engancha» a la lucha por la promoción de ascenso, la situación puede variar y la afición volver en masa al estadio.
