1959 fue un gran año. Ben-Hur se estrenó en las grandes pantallas y obtuvo once premios Oscars. El Real Madrid inició una temporada histórica y, después, sumó su quinta Copa de Europa. Nacieron deportistas de élite como el legendario jugador de la NBA, Magic Johnson, o el tenista John McEnroe. En España, concretamente en Almuñécar, perteneciente a la comarca de la costa granadina, nació un rubiales llamado Paco Bonet.

De pequeño ya le pegaba a la pelota y sabía que ese era su futuro. Pasó por varios equipos y de juvenil se le esperaba en el Elche como sucedor de otro mítico franjiverde como fue Bartolomé Llompart. Creativo y con iniciativa cuando el balón llegaba a sus pies. En el mercado no existían muchos como él y, por eso, consiguió que su sueño de ser profesional se hiciera realidad.

Su trampolín fue el Elche, pero el Real Madrid y la Selección Española lo consolidaron como una de las joyas del fútbol español, de aquéllas que aparecían en los sobres de cromos y que tanto costaba encontrar. No era fácil.

Su trayectoria se cuenta por experiencias. Se permitió la licencia de dejar plantado al presidente del Real Madrid, Luis de Carlos y a toda su corte. Serio en los despachos y rentable en los terrenos de juego. No pasaba ni una. Apretaba a los dirigentes hasta obtener su valor de mercado. No tenía representante, pero no le hacía falta. Su pasado como vendedor de electrodomésticos le forjó como excelente negociante y casi siempre se salía con la suya.

Un líder hecho a base de golpes y de vivencias varias en los despachos y en los terrenos de juego.Junio de 1978

Con 18 años, el actual agente FIFA, Miguel Santos, le propuso realizar unas pruebas con el Elche a pesar de que la Liga no había finalizado. «Creía que se estaba riendo de mí porque el conjunto franjiverde estaba por esas fechas en Primera», afirma Paco Bonet. Entrenó varias semanas hasta que lo convocaron para un partido amistoso en Almería. Al término de ese encuentro, el médico Joaquín Serrano le aseguró que se quedaría. «Yo no me lo creía, y le dije: ¿pero si tú eres doctor? Me respondió que con las patadas que había dado me quedaba seguro», admite el exinternacional.

Pero surgió un problema. Su club de procedencia, Atlético Baleares, solicitó 1.200.000 pesetas por su traspaso y el Elche solo estaba dispuesto a pagar la mitad. «Advertí a mi equipo que cogiera ese dinero o me iría a mi casa. No me creyeron y me fui», recuerda. El derecho a un cambio de residencia protegía los intereses de Bonet y finalmente rompió su vinculación con el club balear.

Una vez en el Elche, se comprometió por una temporada aunque renovó por tres más. «Cuando supe que me quedaba, el gerente del Elche me citó en las oficinas, que estaban en La Glorieta. Me dijo que firmara un contrato en blanco donde no figuraban cantidades. Cuando estampé mi firma me dijeron que me tenía que ir cedido al Palencia o no vería ni un céntimo», comenta.

Allí logró el ascenso y volvió al conjunto franjiverde para jugar en la temporada 79-80. «Y aquí me inflaron a multas para no pagarme ni las cantidades que ellos mismos pusieron» exclama.

Luego se fue al Mallorca coinciciendo con el servicio militar. A falta de ocho jornadas ascendió con el cuadro balear y regresó nuevamente al Elche para reforzar una plantilla que estaba a un paso de subir a Primera. «Estuve en todos los partidos excepto el día del Cádiz, por una sanción. Por poco no logré dos ascensos en una misma campaña».Del Elche al Real Madrid

Con unos informes más que favorables, cuando terminó el Mundial de España, le llegó la llamada del Real Madrid, en junio de 1982.

Aunque sus inicios fueron de mediocentro, al final despuntó como central, tanto en el Elche, como en el Real Madrid y en la Selección Española, a la que llegó a jugar cuatro partidos previos al Europeo de Francia y al histórico España-Malta (12-1).

La noticia se la dio el periodista José María García. Con 23 años vistió la camiseta del Real Madrid. «Quedamos en el despacho del presidente, Luis de Carlos, y también estuvo su vicepresidente, Manuel Martínez-Laforgue, y el gerente, Ferrández Trigo», recuerda. Le ofrecieron tres años, pero no le querían pagar el 15% que le correspondía por su traspaso.

«Me negué a firmar y me volví al hotel. El secretario técnico del Elche, Joaquín Vidal, me quería matar por rechazar la oferta».

Bonet sospechó que los ilicitanos «ya habían cogido los 50 millones de pesetas de su venta. Lo tenían todo atado, solo faltaba firmar mi contrato. Les dije que no». Horas después retomaron las negociaciones y aceptaron las cuatro temporadas, unas cantidades y el 15% del traspaso. Además el Elche recaudó otros 100 millones por el amistoso del club blanco en el Martínez Valero y la llegada de dos jugadores como Miguel Recio y Pérez García. La operación le salió redonda a la entidad franjiverde.La dura entrada de Migueli

Pero su carrera se vio truncada a partir de la Final de la Copa del Rey, disputada el 4 de junio de 1983 en La Romareda de Zaragoza, Bonet recibió una fuerte entrada del futbolista del Barcelona Migueli, que le provocó rotura de ligamento lateral interno, rotura de menisco externo y desgarro de la cápsula posterior de la pierna izquierda. «Fue mi peor momento porque se produjo cuando mejor estaba». Ese fue el principio del fin de su carrera. Al espigado central se le cerraron las puertas de seguir su éxito de forma efímera.

Con 81 partidos disputados con el Elche, cuatro encuenros con España y la consecución de un un campeonato de Liga, una Copa de la Liga y dos Copas de la UEFA con el Real Madrid, tuvo que poner fin a su carrera futbolística. «A los 25 años se me acabó el sueño y ahora, cuando veo a gente que continúa jugando hasta los 40, me da un poco de risa».