El Elche vuelve a sufrir mal de altura. Cada vez que se acerca a la azotea de la tabla le entra un mareo futbolístico que le impide mostrar el fútbol que se presume que lleva dentro. Le pasó en el Sánchez Pizjuán, ante el Sevilla Atlético, y le ha sucedido en otras ocasiones, pero nunca como ocurrió ayer en el estadio Juegos Mediterráneos. El apagón franjiverde fue total desde el inicio a pesar de que, en el minuto 13, Ximo Navarro se metiera un balón en propia puerta y el marcador reflejara un 0-1. Fue un espejismo en una noche aciaga que será conveniente olvidar lo antes posible.

Para colmo de males, hasta Nino se tuvo que ir a los vestuarios al ver una cartulina roja que no mereció, en el minuto 88, por pisar a un contrario de forma involuntaria. No cabe duda de que todo salió al revés..

Pareció como si los franjiverdes estuvieran por la labor de adelantar una semana su particular viernes negro (Black Friday). Hasta el equipo estrenó su indumentaria negra. Todo un presagio de lo que vino después en unos 90 minutos en los que el equipo no dio una a derechas y donde el entrenador tampoco encontró la tecla acertada para cambiar la dinámica de un rival que se mostró en todo momento muy superior.

Inoperancia ante el rival

Se sabía del potencial ofensivo de los hombres del Almería, pero nunca se pudo dominar el centro del campo y, por las dos bandas, el equipo fue un auténtico coladero porque tanto Fidel, como Pozo, Quique y compañía hicieron lo que quisieron. Toril señaló a Luis Pérez en el descanso ante tal desaguisado, sacando a Rober al campo, pero los males del Elche no tenían sólo un culpable.

La baja de Pedro se notó en exceso en tareas defensivas. Ese trabajo se le encomendó a Guillermo y, como ya había sucedido ante el Lugo, se le atraganta al bilbaíno. Da la impresión que por no sacar a Liberto, se pone al vasco en una posición que no es la suya y el lateral de esa banda sufre como un poseso por frenar las acometidas rivales. Si enfrente está Fidel o Pozo, las lagunas todavía son más grandes, como ayer ocurrió. Mucho estudiar a los rivales, para luego no ser capaz de aportar argumentos futbolísticos que lo anulen, al menos algunas de sus muchas virtudes.

Por la banda izquierda, tampoco se cerró bien, Edu Albacar y Pelegrín, cuando salió a la ayuda, sufrieron en exceso. El Almería también campó a sus anchas entre líneas y el Elche fue metiéndose atrás de forma incompresible y permitió que los andaluces los arrollaran.

El único que se salvó de la quema, si nos atenemos a los jugadores de campo, fue Hervías, que lo intentó de mil maneras distintas, pero nunca encontró el apoyo de sus compañeros.

Capítulo aparte merece el meta Juan Carlos, que evitó que el Elche se llevara un buen saco de goles del Juegos Mediterráneos. Estuvo muy rápido en los uno contra uno y fue capaz de mantener vivo al equipo hasta el final.

La salida de Lolo, ayudada por un rival que retrasó sus líneas, dio un mayor equilibrio, pero no todo los días es fiesta.

Expulsión de Nino

El colofón a un partido para olvidar lo puso el colegiado castellano-manchego Valdés Aller que, a instancia de uno de sus auxiliares, mostró la cartulina roja a Nino, en el minuto 88, por, según rezaba su acta, «pisar a un adversario en la pierna al pasar por su lado con el juego detenido, el cual se encontraba en el suelo con motivo de una falta previa». No pareció que el almeriense pisara al jugador rival de forma intencionada, pero si no lo remedian los recursos al punta de Vera le podrían caer más de un partido de sanción. Para comenzar, no podrá ser alineado el próximo domingo ante el Mallorca en el Martínez Valero (12 horas).