Rubén Baraja acaba de anunciar en rueda de Prensa que no seguirá en el banquillo del Elche CF la próxima temporada. En la sala de Prensa del Martínez Valero ha estado acompañado por la mayoría de la plantilla y cuerpo técnico y médico, además del consejero Juan Contreras y el director deportivo Ramón Planes, que se han sentado al lado de él el estrado. Ya con el acto en marcha llegaron los consejeros César Nohales y Ramón Segarra.

Rubén Baraja termina contrato el 30 de junio y a pesar del interés del club por su continuidad han entendido que ya cumplido aquí un ciclo y ahora quiere seguir creciendo en otros lares, aunque afirma no tener ninguna oferta. Lo tenía decidido hace unas semanas y le hubiera gustado terminar la Liga de otra manera, pero la competición ha dejado al equipo en el puesto once y con el sabor amargo de no haber ganado ninguno de los últimos ocho encuentros disputados. Con la permanencia asegurada no dio para meterse en la promoción y la imagen dada por el grupo ha dejado una sensación negativa, a pesar de que lo que se buscó desde el principio fue la continuidad en la categoría. «Soy una persona de convicciones y quiero estar en los sitios convencido a cien por cien.Tenía dudas de poder seguir aquí y por respeto al club, por lo que he vivido este año aquí, pienso que tengo que ser honesto y no me siento con fuerzas y he cedido marcharme», acaba de señalar el preparador castellano. «Mi decisión es de carácter deportivo, me ha costado tomarla porque tengo alrededor a gente que me ha ayudado mucho, eso me hizo dudar, pero al final tomé la decisión y me voy porque quería estar convencido al cien por cien. Este es un sitio espectacular, con una estructura de Primera División que merece otro estatus y pienso que no soy la persona que puede estar al frente del nuevo proyecto», sentenció. «Había que tener muchos huevos para coger el equipo como estaba y gracias a toda esta plantilla hemos logrado un objetivo importante. He colocado la primera piedra de un futuro proyecto», dijo al recordar el día que tomó la decisión de seguir en el club a pesar del descenso administrativo.

Baraja llegó al Elche en verano como entrenador de Primera División, tras dirigir al juvenil de División de Honor del Valencia. Los temas institucionales provocaron que la entidad ilicitana perdiera la categoría en los despachos y bajara a Segunda División. Baraja no varió su mensaje y tuvo la valentía de asumir el reto de tomar a un equipo que se hizo en 20 días y que debía competir con verdaderos trasatlánticos como Almería, Córdoba, Valladolid o Real Zaragoza, además de con otros equipos que sin tanto nombre cuentan con una economía más saneada que el Elche, casos de Leganés o Alavés, que pueden hacerse con futbolistas a los que los franjiverdes no llegaban. Pese a ello, siempre se estuvo en una zona de la tabla sin problemas de la tabla, aunque cada vez que hubo ocasión de dar el salto a la zona noble se falló, lo que demuestra que era un nivel superior al que el equipo no llegaba. Al finalizar su rueda de Prensa de despedida recibió un caluroso de los que han sido sus compañeros de los que dijo sentirse «muy orgulloso», así como «de todos los que rodean al equipo como médicos, utilleros, fisioterapeutas». Como colofón al adiós de Baraja, el consejero Juan Contreras dijo que «se me queda una espina clavada de no haber podido convencer al técnico de que cambiara de opinión y renovara por nosotros. Agradezco el tiempo que ha estado aquí, no fue fácil llegar como lo hizo ayer y nunca se ha escuchado un reproche de su boca. Fue muy valiente para afrontar una situación complicada en la que los jugadores llegaron en agosto y no se había hecho ni pretemporada. Con el paso del tiempo ha conseguido ilusionarnos a todos de nuevo y sólo le deseo que tenga suerte donde esté».