12 de mayo de1974. Un gol de Sitjá nada más comenzar el partido, en un Altabix a rebosar, permitió al Elche afrontar el duelo ante el Real Zaragoza con mayor tranquilidad. Estaba en juego la permanencia en Primera División y en el último partido de Liga los dirigidos por Roque Olsen debían puntuar ante un equipo maño que con un punto aseguraba la tercera plaza y su presencia en la Copa de la UEFA la campaña siguiente. El Elche supo llevar el partido de forma correcta hasta que, en el minuto 55, Arrúa batía a Esteban. Con el 1-1, comenzó el «pasteleo».
«Sabíamos que el Murcia ganaba en Vigo y no podíamos arriesgar después de que el Zaragoza nos empató». Así justificaba Canós la recta final del encuentro en la que existió un pacto de no agresión entre ambos equipos para no hacerse daño. El empate era bueno para ambos. El preparador maño, Luis Cid Carriega, reconoció al final que «nos conformamos ambos con el empate». En las crónicas del partido se incidía en el hecho de los dos equipos «pusieron en práctica una nueva táctica, consiste en arrimar el balón a su propia portería, pero sin ánimo de introducirlo en ella. Muy original esto de congelar el balón, en una tarde tanto bochorno». Cuando el colegiado catalán Oliva pitó el final se desató la euforia en la grada, ilicitanos y aragoneses terminaron abrazándose y al meta Esteban le entregaron el trofeo de Radio Elche a la regularidad. Sólo faltaron los besos. Castellón, Racing y Oviedo se fueron a Segunda. Murcia y Elche lograron la permanencia en aquella tarde calurosa de mayo.
