El Elche está perdido en su laberinto futbolístico y la salida no parece verse cerca. El Gps no parece funcionar a pleno rendimiento, se ha quedado con poca batería, y abandonar la zona de zozobra parece ser más complicado de lo esperado. No es cuestión de ser tremendista, pero cuando un equipo juega a una cosa y luego, a lo contrario, al final termina por no saber dónde está, ni el camino que debe seguir para salir de tal encrucijada.

Está bien dejar la portería a cero, como lo hizo ayer el Elche, sumar un punto cuando no se puede ganar, pero la imagen no es buena y eso lo sabe tanto el equipo como su entrenador. El empate ante el Leganés no despeja incógnitas y mucho menos después del fútbol mostrado por el equipo franjiverde sobre el césped.

Lo de ayer no fue un día malo, ni el día tonto que todos los equipos de fútbol tienen, sino el fruto del planteamiento de un entrenador como Rubén Baraja que ha sufrido un auténtico ataque de pánico, otros dirán de puro realismo, al comprobar que defensivamente el equipo da muchas facilidades. Con esa premisa, ha decidido apostar por minimizar errores cuando se ha puesto patente que sus jugadores tienen mucho más fútbol que el mostrado ante el Leganés. Se alabó en los primeros partidos de Liga y se ha perdido. Los ocho goles recibidos ante Llagostera y Mirandés han creado dudas y que se varíe el guión inicial. Está claro que los rivales también juegan, que el Elche tuvo las mejores ocasiones del partido, la mayoría de ellas a balón parado, pero por este camino no se puede llegar lejos. Porque estás actuando con unos argumentos que ha cogido prestados, dadas la virtudes de este grupo, que están bien para salir de la crisis, pero no para ondear como bandera en todos las batallas de la Liga.

Después de la victoria en Almería, con un equipo más práctico, el Elche debió regresar ayer inicialmente a su sistema inicial de la actual campaña. Luego, si el rival aprieta, introducir variaciones. Pero, el mensaje fue claro. Un pelotero como Nono se quedó en la grada y se dio entrada a futbolistas de más músculo como Pelayo o Anaba. Además, desde el primer minuto, el meta Javi Jiménez sacó de puerta en largo, evitando salir con el balón controlado. Está bien no dar ventajas al rival, pero dejar de ser lo que eres puede llevarte a la autodestrucción.

No fue buena la primera parte de los franjiverdes. El Elche se pasó de frenada en su juego práctico e intento de minimizar errores. Dicen que el gato escaldado del agua fría huye y ante un rival que la toca como el Leganés apostó por intentar no dar opciones al rival y por los balones largos.

El equipo madrileño quiso más y llegó a los alrededores del área con más asiduidad, pero haciendo un balance general de los primeros 45 minutos hay que destacar que la mejor ocasión de marcar la tuvo el Elche. Serantes despejó un balón de gol a remate de cabeza de Mandi. Álex Martínez puso el balón en el área en una nueva jugada de estrategia. El rebote lo cogió Armando y el balón se fue para adentro. El central estaba en fuera de juego.

Tras el descanso, Héctor pasó a banda y con Espinosa, liberado, por detrás de Sergio León, el Elche pareció otro por momentos. Incluso, la salida de Álex Moreno permitió tener más llegada por banda izquierda. A balón parado, Armando pudo adelantar al equipo en un balón que le puso Álex Moreno. También Sergio León la tuvo en un error defensivo rival al final.

Seguidamente, se apostó por otra variante, con la entrada de Nikos Vergos y regresar al 4-4-2, pero tampoco fue ya la solución. El corsé táctico se rompió por momentos y en esas idas y venidas los «pepineros» dispusieron de varias ocasiones para batir a Javi Jiménez, pero no estuvieron acertados. Baraja terminó sacando a Pelayo para tapar las grietas locales en la medular y agarrarse al punto. Lo mejor del partido, sin duda alguna.