El estadio Juegos Mediterráneos se ha convertido en un campo talismán para los franjiverdes. Sobre su césped, el Elche consiguió el último ascenso a Primera División y, en su terreno de juego, ayer los pupilos de Rubén Baraja regresaron no sólo a la senda del triunfo, después de dos sonoras derrotas ante Llagostera (4-1) y Mirandés (1-4), sino que también recobraron las virtudes por las que fueron elogiados en los primeros encuentros de competición.

El 2-3 ante el Almería se construyó desde la solidez defensiva. Recibir ocho goles en una semana dejó tocado al vestuario ilicitano y el punto de arranque no podía ser otro que el de mantener la portería a cero ante un rival que llega bien a área , pero que regala mucho en la suya. El plan inicial no era otro que el de frenar la sangría y, a partir de ahí, explotar la ansiedad andaluza.

Baraja siguió apostando por el 4-4-2. Inicialmente la consigna no era otra que la de jugar en largo y, de esta manera, dejar poco espacio para el conjunto del interino Rivera. La pizarra no tenía otro secreto y todo transcurrió con normalidad hasta que en el minuto 38, de la nada, Quique batió a Pol, aprovechando un tiro desde fuera del área que el catalán no supo atajar. Un duro contratiempo para el equipo y, sobre todo para Pol, que volvía al equipo. Está en ese momento en el que todo lo que le tiran va para adentro y eso es duro de asimilar.

Pese al revés, el Elche siguió a lo suyo. En el minuto 42, el árbitro escamoteó un penalti claro a Cifu, pero al borde del descanso, Álvaro remató de cabeza un centro de Álex Martínez. Un gol de los llamados sicológicos que propició que el Elche se fuera al vestuario consciente de que ese partido se podía ganar y, al Almería, sumido en un mar de dudas.

Además, Álvaro encontró el premio a su trabajo. El canterano es de esos jugadores al que muy poca gente ve sus virtudes, pero al que sus técnicos adoran. Dícese Caparrós o el mismo David Vidal, que le hiciera debutar en Anoeta ante la Real Sociedad, un 22 de septiembre de 2007. Fue su primer gol con el Elche. Ocho años después. Entre medio, ha jugado en los filiales de Mallorca y Valencia, marcó dos goles en Primera con el equipo isleño ante Athletic y Sporting, y desde el 21 de marzo de 2012 no veía puerta en un equipo profesional.

Tras el descanso, el Elche dio un paso adelante y metió al Almería en su campo, que poco a poco se iba hundiendo en sus propios miedos. El partido estaba de lado ilicitano pero el segundo gol no llegaba. Además, el árbitro obvió un penalti claro sobre Sergio León.

Rubén Baraja supo leer el partido y le metió una marcha más dando entrada en el campo a Álex Moreno por Héctor, en el minuto 66. El 4-2-3-1 dio todavía más presencia ilicitana arriba. La recompensa llegó, por jugar sin complejos, muy pronto. Sergio León fue un pillo y se aprovechó de una indecisión del meta local y de un defensa para llevarse el balón y marcar. El propio delantero andaluz tuvo a continuación el tercero del equipo, pero su disparo se fue arriba por muy poco. El 1-3 lo firmó Armando, al rematar de cabeza un perfecto servicio de Álex Martínez. De ahí al final el Elche pudo hacer algún gol más, pero fue Eldin, en el 88, cuando de falta directa colocó un balón por toda la escuadra y acortó distancias. El Almería no tuvo tiempo para más y el Elche demostró que vuelve a ser el que era. Un equipo que juega bien al fútbol, que debe adaptarse a las ratoneras de la categoría. La solidez es clave.