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Análisis

La herencia de Sepulcre

El Elche evitó el viernes caer por el precipicio a Segunda B pero la grave situación económica le condena a abrazarse a la Ley Concursal

Imagen de archivo de Sepulcre, con gesto de preocupación y el móvil en la mano. ANTONIO AMORÓS

La Segunda División B era sinónimo de liquidación. En un tiempo récord, el Elche logró superar el obstáculo que suponía pagar antes del 31 de julio alrededor de cuatro millones de euros y, de esta manera, no caer por el precipicio que llevaba a la liquidación. Cerca de tres millones se pagaron debido al apoyo del empresariado y de la afición ilicitana y uno lo aplazaron los jugadores en colaboración con la AFE.

Se escucharon varias tracas el viernes tras ganar esta primera batalla, pero se va a tener que utilizar mucha pólvora para ganar una guerra económica que tiene al Elche en la situación más crítica de su historia.

En el seno de la entidad se reconoce que lo peor está por llegar, la situación es precaria, de desahucio, a juicio del portavoz de los empresarios, César Nohales, y nadie puede relajarse. Se ha pasado de estar bajo la esperanza de que Juan Anguix cumpliera con su promesa para evitar el descenso a Segunda División a tener que vivir peligrosamente en la categoría de plata, y, encima hay que dar las gracias.

Hasta el apoyo de Javier Tebas, con alguna cantidad por el descenso, va a ser bien recibido. Lo que se negó al empresario valenciano pueden obtenerlo los actuales dirigentes en un nuevo ejemplo de que el presidente de la LFP maneja el fútbol español a su antojo y todos los clubes callan. Ese dinero puede caer como agua de mayo en un futuro inmediato, que aparece lleno de espinas.

La herencia de Sepulcre es complicada. Los nuevos dirigentes del club, que están de manera provisional hasta que en septiembre se celebre la Junta Extraordinaria y se nombre a un nuevo presidente, ya han comenzado a comprobar que la situación económica es muy grave y que no hay otra salida que entrar en Ley Concursal. La semana que viene puede darse ese paso de forma definitiva.

Lo que no fue capaz de conseguir Anguix lo va a tener que hacer la afición y los empresarios de la ciudad, con el agravante de que los ingresos son mínimos. De ahí que se insista en que la gente compre abonos y palcos y colabore con la publicidad.

Ahora hay que abonar cuatro millones a finales de agosto en concepto de IRPF, sin olvidar que en breve hay que hacer frente a más de dos, para pagar deudas con Sevilla y Nàstic.

Debido a ello, el Elche tiene los derechos federativos bloqueados y no puede presentar ninguna ficha.

Luego, en diciembre hay que contar con otros ocho millones para hacer frente a distintos pagos como el del entrenador Fran Escribá.

Todo ello, con la obligación de hacer frente cada mes a 500.000 euros para ir pagando las nóminas de jugadores y empleados.

Deniega la cautelarísima

Por otra parte, el Juzgado de lo Mercantil dictó ayer un auto en el que deniega al Elche la medida cautelarísima solicitada, contra la sanción del Juez de Disciplina de la Liga que acordó su descenso administrativo. El titular del Juzgado Central Contencioso Administrativo Número 9 de la Audiencia Nacional determinó el pasado 21 de julio un Auto levantaba la medida cautelarísima otorgada por el mismo juzgado unos días antes al Elche, lo que significaba que recobra toda su ejecutividad la sanción del Juez de Disciplina de la Liga que acordó su descenso.

Ahora quedan dos cartuchos: la vista oral en el juzgado de lo mercantil para decidir si ratifica o no la denegación de la cautelarísima, y el recurso de apelación contra el auto del juzgado de lo contencioso.

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