Cero de nueve. El Elche cerró anoche ante el Celta su semana «horribilis» de la peor manera posible: con un gol en contra en el último minuto para sufrir una derrota que no mereció. En un partido muy igualado, en el que las oportunidades más claras fueron locales, los franjiverdes sobrevivieron 89 minutos a las diabluras de Nolito, pero prácticamente en la última jugada Adrián se ablandó ante Krohn Dehli al borde del área, le concedió la asistencia en vaselina y el andaluz ejecutó a placer a Manu Herrera. Otro castigo excesivo para los jugadores de Escribá, que mejoraron considerablemente con respecto al viernes anterior ante el Eibar y supieron nivelar la contienda frente al equipo revelación de la Liga, que continúa invicto y durmió anoche en plaza de Liga de Campeones. Además de los consabidos cambios en defensa con el retorno de Damián y Enzo Roco, volvieron al «once» inicial José Ángel en el doble pivote y Fajr en la media punta para suplir a Adrián y Coro, dos teóricos titulares venidos a menos. La apuesta le funcionó razonablemente al técnico valenciano y su equipo estuvo más ágil e intenso y mejor armado para la pelea y para discutirle la posesión a los gallegos. El canterano le dio más empaque al centro del campo, pero el francés de origen marroquí no tuvo su noche: no jugó ni bien, ni mal, pero pesó muy poco en el fútbol de elaboración en los tres cuartos de campo. En esa zona, donde más le cuesta a los franjiverdes crear peligro, se movieron con su rapidez habitual Rodrigues y Víctor, pero apenas conectaron con Jonathas, muchas veces alejado del territorio natural del «9» y enfrascado en demasiadas disputas con Fontás que pudieron salirle caras tras ver una amarilla. Mejoró mucho en la segunda mitad el delantero brasileño, que se fajó y desgastó a la defensa viguesa hasta fabricar la primera gran ocasión con un buen pase atrás que remató fuera Rodrigues. Poco después, el central catalán del Celta mandó un balón a su propio larguero en un mal despeje y de nuevo el Elche pudo adelantarse en una doble ocasión de Víctor y Jonathas a centro de Coro. En un partido serio y muy trabajado, faltó la pegada que sobró en Vallecas y el choque se convirtió al final en un «cara o cruz»: Orellana perdonó el 0-1, pero Nolito se aprovechó de la blandura defensiva para certificar la semana negra de los ilicitanos.
