El Elche sumó ayer su segunda victoria consecutiva en la Liga BBVA, algo que no conseguía hace 29 años, tras superar al Espanyol por 2-1 en el Martínez Valero en un encuentro sumamente competitivo en el que el exjugador del equipo catalán Coro se erigió en el protagonista principal de la película de una victoria que coloca a los franjiverde en la zona media de la tabla.

El delantero catalán eligió el día idóneo para que su amigo Dani Jarque, al que la afición franjiverde homenajeó ayer en el minuto 21, se sintiera orgulloso de su actuación por mucho que le duela que los dos goles se los hizo al equipo de su vida. Los celebró con su público y de reojo miró al cielo y se los dedicó al gran Dani Jarque. No podía ser de otra manera

Ambos compartieron habitación en los hoteles en los que viajaban con el Espanyol, incluso el día fatídico que acabó con la vida de Jarque, no hacían una cosa uel no sin el otro y les llegaron a llamar «La extraña pareja» o «Zipi y Zape». Su conexión era total y, de ahí, que ayer todo salió como siempre hubieran soñado los dos. Coro demostró que su calidad futbolística tenía recorrido en el Espanyol, como se lo repetía su excompañero, pero se creyó conveniente que cambiara de aires. El Girona lo acogió en sus brazos y con el Elche ha vuelto por sus fueros.

Ayer, sobre el césped del Martínez Valero, estuvieron de nuevo juntos: Coro y Dani Jarque. El punta ilicitano marco dos goles, volvió locos a los defensas rivales durante todo el partido y sin duda alguna demostró el gran futbolista que es, algo que le recordaba en las concentraciones su amigo Jarque cuando no jugaba los minutos que deseaba y se tiraba de los pelos.

«Coro es la vida». Así titula Marc Raymundo el libro que cuenta el recorrido del jugador franjiverde en su paso por Espanyol, Osasuna, Girona y Elche. Al conjunto blanquiazul le salvó de un descenso a la Liga Adelante, mientras que sus goles sirvieron para que el conjunto franjiverde saliera del pozo del fútbol de la Segunda. Y, una vez en Primera, está demostrando que desea volver a ser la savia de este Elche en la élite. Hizo un gol a la Real Sociedad y, ayer, dos soberbias dianas a su exequipo demostrando que es un jugador de calidad.

A vueltas con el trivote

Entre bastidores, antes de que apareciera el gran Coro hubo varios partidos dentro de los 90 minutos de juego que tuvo un triunfador final: el Elche.

El Espanyol dibujó inicialmente un trivote de carácter defensivo con Abraham, David López y Víctor Sánchez con la intención de frenar el ímpetu inicial de los franjiverde. Aguirre sopesó que su rival iba a saltar al campo con la moral por las nubes tras su triunfo en Vigo y con ganas de agradar a los suyos.

Pero, el Elche salió tranquilo, tratando de tener el balón en propiedad ante un presionante rival. Costó a los franjiverde cogerle el truco al partido porque los blanquiazules apretaban. Poco a poco, con el paso de los minutos, el equipo ilicitano fue encontrando hueco por la banda izquierda, en la que Fidel, Manu del Moral, y en algunas ocasiones Carles Gil, que caía a esa zona, provocaron la zozobra en el bando rival. El campo parecía volcado a esa posición.

Precisamente, en una jugada de estrategia, diseñada por la banda izquierda, Coro adelantó a los suyos. Cisma sacó de banda, Manu del Moral tocó de cabeza sobre Coro y el punta catalán se revolvió de forma perfecta, superó al central y sólo delante de Kiko Casilla le batió por bajo de tiro cruzado.

El partido se puso de lado ilicitano y el Espanyol se fue al descanso con la sensación de que su idea de contener le había servido para poco. Un picotazo de Coro había valido para desequilibrar la contienda.

En la reanudación, el Espanyol se vio obligado a cambiar de guión si quería voltear el resultado. El técnico «perico» Javier Aguirre deshizo el trivote destrozado por Coro en mil añicos, sacó del campo a Abraham y puso a Pizzi.

Los catalanes trataron de explotar la velocidad del portugués por banda derecha, y, luego, la de Thievy por el centro. Pero, poco a poco, el Elche supo ir mitigando esa salida fulgurante del rival, ajustó marcas y se creyó que podía ganar el partido. En el minuto 57, Coro pudo sentenciar, tras un pase de Fidel, pero el cancerbero blanquiazul lo evitó.

En el minuto 61, Fran Escribá apostó poner en el campo a Carlos Sánchez y depositar en el trivote el devenir del partido, tratando de frenar al rival. Había que recuperar el balón. Pero esa idea se le vino abajo en apenas cinco minutos. Justo el tiempo que tardó Thievy en igualar la contienda en una indecisión de la defensa ilicitana.

El Espanyol parecía tener el viento a su favor, pero Escribá reaccionó pronto y volvió, en el minuto 69, al doble pivote. Quitó a Javi Márquez, colocó a Aarón en el campo y fue a por el partido con descaro. Dio un paso adelante y eso le llevó a la victoria. El equipo entendió el mensaje del entrenador y creyó en la victoria. Manu Herrera evitó el gol de Sergio García y en la siguiente jugada Coro, en colaboración de Fidel y Carlos Gil, se inventó una nueva jugada de nivel y llevó el balón al fondo de la red.

El público cogió también el mensaje valiente de su entrenador y coreó su nombre en la grada.

A partir de ahí, el equipo ilicitano sacó al relucir el oficio mostrado la pasada campaña. Apenas dejó rendijas al Espanyol. Tan sólo un remate de Colotto arriba y una falta mal lanzada por Lanzarote, todo el mundo se acordó del que marcó la pasada campaña con el Sabadell en el estadio Martínez Valero, crearon incertidumbre. El equipo nunca se descompuso y supo llegar a la otra orilla con el resultado a su favor, cosa que no sucedió en los partidos ante Real Madrid y Real Sociedad. Este equipo va a más y sabe lo que quiere. Aunque, como dijo Aguirre, al final del partido «hay que se humildes en las victorias y en las derrotas porque siempre sale el sol». El Elche brilla en estos momentos.