El delantero danés Nicki Bille acudió ayer a la sala de Prensa del Martínez Valero y en un perfecto castellano confesó que "me costó dormir en la noche del domingo, dándole vueltas a la ocasión que fallé ante el Celta". Con toda la portería para él no fue capaz de meter el balón dentro. "Me llegó de un rebote, muy rápido y no me dio tiempo a controlarlo. Menos mal que en la siguiente jugada colaboré en el gol de Ángel y, al final, el equipo se llevó los tres puntos. De lo contrario, hubiera estado toda la semana sin poder dormir".

Bille lleva tres partidos de Liga como franjiverde y todavía no ha marcado. Está convencido de que "cuando haga uno llegarán muchos más. De momento no estoy obsesionado. Me gustaría aportar mis goles al equipo, pero de momento me tengo que conformar con dar mi trabajo y esforzarme los minutos que estoy en el terreno de juego por el bien del equipo".

El punta agradece la confianza que está teniendo en él José Bordalás y confiesa que "después de que un día declaré que mi ídolo era Guti el entrenador me dijo que debía ser Rooney y al igual que él salir al campo todos los partidos con cara de loco. Me ha obligado a cambiar de ídolo".