El Elche dio ayer un paso de gigante en su propósito de jugar el "play off" tras superar en el Martínez Valero al Alcorcón gracias a un gol antes del descanso de Edu Albacar. La promoción de ascenso está más cerca y ahora hay que esperar a ver los resultados de los rivales con la conciencia tranquila de saber que se ha hecho el trabajo bien. El partido resultó poco vistoso, Anquela jugó a ser Mourinho y colocó un central en la medular, al estilo Pepe, para secar a David Sánchez, y el nivel futbolístico no fue bueno, si no todo lo contrario.

Ya había avisado Bordalás en la rueda de Prensa del jueves que ganar ahora resulta muy complicado y así sucedió ayer. Cuando el Elche tuvo el gol a su favor trató de llevar el partido a un ritmo pausado, donde el equipo madrileño no tuviera espacios para llegar al área de Jaime. Los ilicitanos apostaron por guardar el 1-0 por encima de otras historias y lograron los tres puntos como recompensa. Lo práctico se impuso a los más vistoso.

Un auténtico misil de Edu Albacar, en el minuto 34, puso en franquicia a un Elche demasiado espeso durante toda la primera mitad ante un Alcorcón que aplicó la misma medicina que suele emplear la escuadra franjiverde con sus rivales, es decir, línea de presión muy adelantada y un marcaje a sangre y fuego sobre David Sánchez. Anquela ya había podido ver en los vídeos que el juego del Elche pivota sobre el mediapunta sevillano y trató de cerrar esa vía.

El centro del campo del Elche apenas tuvo la oportunidad de entrar en juego y David Sánchez, ayer en posiciones de enganche, se veía en la obligación de bajar a la medular para tratar de que su equipo disfrutara de posesión, aunque siempre con su "perro" de presa a su lado.

Los ilicitanos comenzaron imprecisos y en dos llegadas del conjunto alfarero el gol visitante estuvo muy cerca de subir al marcador. Primero, un zurdazo de Montañés, que salía rozando el palo izquierdo de Jaime, y segundo, un remate a bocajarro de Samuel, tras centro de Fernando Sales desde la izquierda, se iba a las nubes.

El Elche parecía perdido en su laberinto hasta que gracias a dos jugadas a balón parado comenzó a darse cuenta que no era tan fiero el león como lo estaban pitando sobre el campo los pupilos del exfranjiverde Anquela. Edu Albacar puso un balón en la cabeza de Generelo y el centrocampista pacense, en un bonito escorzo, estuvo muy cerca de inaugurar el marcador. El balón salió rozando la escuadra del debutante Eladio. Y dos minutos después, Kike Mateo no acertaba a dar brillo a una nueva jugada de estrategia y el meta rival evitaba de nuevo el gol franjiverde.

Lo que no pudo evitar Eladio fue el potente chut que enganchó Edu Albacar desde fuera del área que besó la red. Un auténtico golazo que desequilibraba la contienda en una primera parte muy equilibrada donde sólo las apariciones de David Sánchez dieron alma a un equipo muy seguro atrás, lo de Salamanca ha hecho daño, pero con muchas imprecisiones de mitad de campo para adelante.

El trabajo sucio

La segunda parte siguió por los mismos derroteros aunque el rival comenzó a flaquear en defensa y el Elche fue creciendo en su juego, aunque con un ritmo cansino y tratando de que el partido no entrara en un ida y vuelta peligroso.

Estaba muy claro que el segundo gol, el de la sentencia, no iba a llegar y se optó por un fútbol más práctico para no dar opciones al rival. El gol de Edu Albacar ya estaba en el electrónico y había que dejar que el rival arriesgara.

Bordalás y el equipo tenía aprendida muy bien la lección de Salamanca y poco a poco fueron dejando claro al Alcorcón que el marcador no se iba a mover. Siempre queda la incertidumbre de que en una jugada aislada puede llegar el empate, pero apenas se dieron opciones a los pupilos de Anquela. Además, el técnico puso en el campo a Acciari, luego metió a Ripa y, con el tiempo tocando a su fin dio entrada a Etxeita. Se supo adormecer el partido y al final se logró un premio muy sustancioso que acerca al Elche a su objetivo, la promoción de ascenso a Primera División. Fue la séptima victoria consecutiva en el Martínez Valero, lo que convierte al coliseo franjiverde en un auténtico fortín, y, sobre todo, fue la demostración de que este equipo sabe adaptarse a todas las circunstancias. Si tiene que apelar al futbol más vistoso, ahí está, como lo demostró ante el Huesca o en los primeros 60 minutos ante el Salamanca, pero si debe bajar a la mina, allí aparece, como el primero, picando carbón. La herida provocada por la derrota en El Helmántico ya está curada.