Se ha hecho esperar... pero por fin ha llegado el primer gol en la Liga de Rodolfo Bodipo con la camiseta del Elche. Fue el pasado sábado, en el minuto 93, y sirvió para que el conjunto ilicitano se trajera un punto de Girona, ante un rival directo en la lucha por jugar la promoción de ascenso a Primera División. El delantero con ascendencia guineana apareció en el último suspiro para regalar un punto a un equipo que lo trajo en calidad de cedido en el mes de agosto, procedente del Deportivo de La Coruña, como figura de una plantilla que había perdido a su goleador Jorge Molina unos días antes. "Siento como si me hubiera liberado", señalaba ayer el punta veinticuatro horas después de su estreno como goleador. "Para un delantero estar tanto tiempo sin batir a un portero contrario es muy duro y lo he pasado realmente mal en los últimos meses", reconocía.

Recuerda que su último gol había sido en el Sánchez Pizjuán en un partido de Copa del Rey jugado el 27 de enero de 2010 en el que el Deportivo ganó al Sevilla. Desde entonces no había celebrado un gol propio y con los ilicitanos llevaba 793 minutos con la pólvora mojada. "Estoy doblemente contento y feliz. Primero, porque mi gol sirvió para que el equipo sumara un punto que merecía y, segundo, porque ha sido mi primer gol en la Liga con el Elche. Lo necesitaba desde el punto de vistas sicológico más que otra cosa en el mundo y quiero dedicárselo a la afición ilicitana y a toda esa gente que me ha animado en mis momentos malos cuando no veía puerta y todo estaba oscuro", reflexiona.

Asumir protagonismo

La semana pasada Rodolfo Bodipo había dejado entrever que lo bueno venía ahora, recordaba que en el "fútbol no hay memoria" y que en la retina de la afición sólo quedan los últimos partidos de Liga. "En el fútbol lo importante es hacer goles en la recta final de los campeonatos y esta diana me va a quitar la ansiedad que tenía dentro. Confío en que a partir de ahora lleguen más y el equipo salga beneficiado de ellos. Me encuentro físicamente bien y con muchas ganas de ser útil al equipo", insistía el futbolista antes de reconocer que "me siento muy bien en esta ciudad y tengo una deuda con toda esa gente que confió en mí y con esos aficionados que me paran por la calle y me dan todos sus ánimos"..

El delantero franjiverde se quería agarrar a esa teoría futbolística de hacer olvidar todo lo anterior en los últimos partidos de Liga como a un clavo ardiendo consciente de que su curso con la casaca franjiverde estaba siendo hasta ahora aciago y desea erigirse en protagonista del equipo franjiverde. Incluso llegó a comentar que soñaba con marcar el gol del ascenso. "Todavía pienso que lo puedo hacer y me gustaría subir con este equipo como lo hice con Deportivo y Racing de Santander", dice

El sábado en Girona puso la primera piedra a esos deseos. El ecuatoguineano salió al terreno de juego en el 71 del duelo con el Girona, con 1-1 en el marcador. Apenas cuatro después, el equipo local se pondría por delante. Y cuando el partido parecía estar sentenciado, con tres minutos sobre la hora, Bodipo recogió un pase de espaldas de Ángel en el área pequeña y empujó el esférico al fondo de la red. "El balón se me quedó en el área pequeña, el portero estaba situado en su palo y tras tocarlo gracias a Dios que se fue dentro. Ángel luchó muy bien, tras un mal despeje de Tortolero y me llegó bien para darle dentro", relataba.

Lo celebró con rabia, toda la que tenía contenida tras un largo período sin ver portería. Sus compañeros también le felicitaron conscientes de la necesidad que tenía de marcar y, además, porque ese gol valía su peso en oro. "No merecíamos perder el encuentro, porque fuimos mejores que el rival, y con ese empate a dos goles seguimos sumando de cara a nuestro objetivo, jugar la promoción de ascenso. Además, a un rival directo le quitamos dos que tenía prácticamente asegurado", decía

Una odisea

Llegó al Elche en agosto tras escapar del Vaslui rumano y no realizó una pretemporada en condiciones. "Eso me ha ido pasando factura", apunta antes de insistir en que, cuando tuvo minutos de su entrenador, le faltó la fortuna necesaria para hacer goles y al final Bordalás decidió apostar por otros compañeros como Linares o Ángel, que sí ofrecieron al equipo el poder realizador que necesitaba. "Me costó coger el ritmo de la competición después de un verano sin hacer un trabajo en condiciones. De todas formas, en la primera vuelta tuve mala suerte. Hice buenos partidos y dispuse de ocasiones, pero no se materializaron. En la segunda estoy teniendo mucho menos protagonismo, sobre todo en el Martínez Valero; pero es el rol que me está tocando ahora. Al final, y la veteranía así lo confirma, lo más importante son los siete últimos partidos", dice.

Recuerda de nuevo que "el fútbol no tiene memoria", porque los años en el mundo del fútbol le ha dejado claro que si acaba marcando el tanto del ascenso, se convertirá en "el número uno" del equipo. Pasará a ser héroe, tras meses de llevar el disfraz de villano. El Girona comenzó a escribir en guión de esa historia que espera que tenga un final feliz.